Una foto que transmite muchas sensaciones. Principalmente para todos aquellos que siguieron de cerca la historia de nuestro rock nacional. "La Perla Bar" de Once, esa esquina histórica ubicada en la Avenida Rivadavia y Jujuy, fue testigo del nacimiento del género en una época donde todavía era sinónimo de rebeldía.
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Ayer estuvo rodeada de fuego, bronca y tensión por el corte de los manteros desalojados en la madrugada. Humo que salía de los contenedores incendiados. Corridas y gritos. Una película distinta a la que vivió el lugar. A mediados de los '60, "La Perla Bar" era el lugar donde se reunían los jóvenes de pelo largo, en aquella época conocidos como náufragos, para terminar la noche y esperar la llegada del sol naciente.
Almas curiosas, cargadas de bohemia que se mezclaban con los estudiantes que preparaban sus finales para la facultad. ¿Por qué llegaban todos a ese lugar? La Perla no cerraba de noche y se había transformado en un clásico. En la década del 20, un joven, Jorge Luis Borges, se reunía con otros intelectuales para escuchar charlas y debates sobre metafísica y filosofía.
Figuras como Tanguito, Litto Nebbia y Javier Martínez, entre otros, mataban el tiempo acompañados de guitarras en un rincón de la confitería, dándole rienda suelta a la imaginación. Llegaban caminando, a la madrugada, cuando otro emblema de la época, La Cueva, cerraba sus puertas.
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Hasta el baño guarda una historia fantástica: fue allí donde Tanguito y Nebbía comenzaron a transitar la vida de nuestro rock y crearon a "La Balsa", publicada por Los Gatos el 3 de julio de 1967 (próximo a cumplir 50 años). Una canción que marcó una bisagra y llegó a vender más de 200 mil ejemplares, todo un número para la época.
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Otra Buenos Aires, otra realidad.
