Alicia Oliveira, una incansable luchadora por los derechos humanos y muy cercana al Papa Francisco, murió en su casa del barrio porteño de Almagro, acompañada de sus tres hijos, y será velada en la Legislatura porteña.
Oliveira fue la primera defensora del pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y su último cargo público fue como Representante Especial para los Derechos Humanos de la Cancillería, durante la gestión de Rafael Bielsa. Su carrera también estuvo marcada por ser una de las fundadoras del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Al conocer la noticia de su muerte, el embajador argentino ante el Vaticano, Eduardo Valdés, elogió la figura de Alicia Oliveira y dijo que "fue la primera jueza echada por el golpe militar del 24 de marzo de 1976" y quien "más habeas corpus presentó en aquél entonces en el fuero penal porteño".
"Alicia fue puente antes que el Papa Francisco y debe estar feliz porque derribó todos los muros", afirmó el diplomático a la agencia DyN.
