Disparando una bazuca. Con esta declaración de intenciones en forma de tráiler, regresa Linda Hamilton a la primera división de Hollywood. La actriz retoma 28 años después el papel de Sarah Connor en Terminator: Destino Oscuro, el enésimo intento de revitalizar una franquicia que jamás pudo igualar el éxito de la segunda parte y última protagonizada por Hamilton. Porque mucho antes de que las Katniss y las Wonder Woman triunfaran en taquilla y de que Marvel pudiera presumir de una nutrida plantilla de superheroínas, las Leia, Ripley y Connor allanaron el camino para que el género de acción transformara el arquetipo de damisela en apuros –siempre veinte años más jóvenes que sus coprotagonistas– a jefaza badass.
Por ejemplo Tessa Thompson, Valkyria en la saga Thor, señaló a Hamilton como máximo referente a la hora de afrontar el papel. A sus 62 años, su vuelta supone un nuevo paso en lo que a la representación de personajes femeninos mayores de 40 años se refiere y la merecida redención de una intérprete icónica que la meca del cine creyó amortizada desde hace demasiado tiempo. Sarah Connor regresa, pero contradiciendo a Ojete Calor: ya no corre para huir de los cíborgs, ahora corre para cazarlos.
Antes de recibir el mail que volvería a situarla en la primera línea de la industria, el futuro profesional de Linda Hamilton no anticipaba sorpresas agradables. En los últimos años, la intérprete intercalaba pequeños papeles en series de televisión y películas aspirantes a la sobremesa con el cementerio habitual de estrellas de la ciencia-ficción: las convenciones de fans que desembolsan 5 dólares por autógrafo. El autor de aquel correo electrónico fue el mismísimo James Cameron, director de Terminator 2 o Titanic, y padre de su segunda hija. Hamilton había rechazado participar en cualquiera de las otras entregas de la franquicia de acción estrenadas hasta la fecha, pero su exmarido consiguió convencerla incidiendo en la relevancia social que tendría su vuelta.
“Hay una larga lista de personajes de empoderamiento femenino… tienes a Capitana Marvel, Wonder Woman y Black Widow. ¿Cuántas de ellas tienen más de 40? No muchas, la lista se acorta. ¿Cuántas de ellas tienen más de 60? Un cero rotundo. Echas la vista atrás y piensas en cuántos de los arquetipos de héroe de acción tienen más de 60… Muchos hombres, muchos hombres con crisis de la mediana edad. Bruce Willis, Liam Neeson o Clint Eastwood todavía llevan armas a los 80. ¿Cuántas mujeres? Muy pocas. Así que pensé: ‘esto merece la pena, esto es algo bueno’”, confesó el taquillero cineasta durante una entrevista con Flicks and the City.
Los 500 millones de dólares recaudados por Terminator 2 otorgaron a Linda Hamilton la oportunidad de conseguir todas aquellas cosas que te confirman, a principios de los noventa y todavía hoy, como una estrella incontestable de Hollywood. Dos premios de la MTV, anfitriona de un episodio de Saturday Night Live, una atracción con tu imagen para los parques Universal, un hueco en la lista de los más atractivos del mundo de la revista People… Sin embargo, su carrera cinematográfica, jamás alcanzaría una repercusión similar a la obtenida con Sarah Connor y su matrimonio con James Cameron, el segundo para ella, que terminaría 1999 con uno de los acuerdos de divorcio más millonarios de la historia, 50 millones de dólares.
Hamilton volvió a los tabloides en 2004 al confesar que sufría un trastorno bipolar. Antes de ser diagnosticada con la enfermedad, la actriz padeció durante décadas constantes depresiones y cambios drásticos de humor que, según ella, fueron clave en el final de sus dos matrimonios. “He tenido los síntomas desde los 20 hasta los 40. Ahora me refiero a ellos como mis años perdidos”, explicó. Desde entonces, Hamilton ha hablado en público de sus problemas con el único objetivo de “desestigmatizar las palabras ‘enfermedad mental’”.
En Destino Oscuro, situada 27 años después de la segunda parte, Connor intentará proteger a una joven humana (Natalia Reyes) y a una cíborg híbrido (Mackenzie Davis) de la amenaza de un Terminator. El filme, dirigido por Tim Miller (Deadpool) y que llegará a los cines el próximo 31 de octubre, no solo desafía las leyes del taquillazo contemporáneo situando a una “abuela con escopeta” como protagonista, sino que también incluirá las dosis de violencia sin censura que caracterizaron a las primeras entregas, obteniendo por ello la calificación de ‘No recomendada para menores de 18 años’. “Será la mujer más dura que puedas imaginar ver en una pantalla”, declaró Arnold Schwarzenegger, que también tendrá un papel en esta entrega.
Diferentes estudios a lo largo de los años han probado la discriminación y el ostracismo a los que se enfrentan las actrices una vez se adentran en la madurez. Dos economistas de la Universidad de Clemson demostraron que los hombres gozan de carreras más largas y que empiezan antes. Mientras que los actores en Hollywood alcanzan su mayor volumen de trabajo en la cuarentena (80% de los roles protagónicos), las mujeres solo llegan a esos números en la veintena, por lo que el éxito taquillero reciente de actrices como la añorada Carrie Fisher en las nuevas de Star Wars o Jamie Lee Curtis en La noche de Halloween puede considerarse como un antes y un después.
En un articulo publicado en The Guardian, Noah Berlatsky encuentra la explicación a este fenómeno mirando al pasado: “Las actrices más veteranas están logrando por fin grandes papeles de acción porque mujeres más jóvenes empezaron a protagonizarlos hace 30 o 40 años. Halloween en 1978 y Terminator en 1984 fueron parte de una ola de películas en las que las heroínas conseguían hacer algo que los hombres habían hecho antes y a menudo: coger una pistola y disparar”. En el caso de Sarah Connor, solo cabe un matiz por señalar: ¿quién necesita una pistola pudiendo tirar de lanzacohetes?