La pesadilla del chef Gabriel Agüero y su familia, que había quedado varada en Qatar por el bloqueo de los países árabes, finalmente llegó a su fin. Y de la manera menos esperable. No fue ni la embajada argentina, ni las autoridades qataries, ni las aerolíneas ni la agencia de viaje los que le dieron una solución para que su mujer, Valeria y sus tres hijas, Bernardita, Renata y Emilia pudiera volver a la Argentina.Fue un jeque árabe, dueño del club de fútbol París-Saint-Germen y del pase de varios jugadores.
"Es una historia de fantasía", resumió Agüero, que vive desde hace casi un año en Doha, donde trabaja en el restaurante Caminito ubicado en un hotel de lujo. A principios de enero su familia lo fue a visitar con la idea de quedarse seis meses, pero cuando estaban cerca de regresar el pequeño y rico país fue bloqueado por sus vecinos Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Baréin, que lo acusaron de financiar al terrorismo islámico y crear inestabilidad en la región. Las dos compañías con las que iban a volar -Emirates y FlyDubai- suspendieron los vuelos a la ciudad.
// La pesadilla de la familia argentina que quedó atrapada en Qatar por el bloqueo
La familia Agüero consiguió que le extendieran la visa legal algunas semanas, pero no logró que las aerolíneas ni la agencia de viajes le reembolsarán el dinero. Pidieron entonces ayuda a la Embajada argentina, pero la respuesta no fue la esperada. Cuando ya estaban desesperanzados, surgió una posibilidad única.
Con Gabriel se puso en contacto el hijo de Marcelo Simonian, un famoso representante de futbolistas (Javier Pastore, Éver Banega y Sebastián Driussi, entre ellos), quien le aseguró que su padre lo iba ayudar. "Me contactó como me contactó mucha otra gente. Le escribí a Simonian, que estaba en Francia por la transferencia de Neymar y me confirmó que me iba a ayudar. Me pidió que le pasara por mail los pasaportes y al otro día me dijo que estaba todo solucionado".
Quien pagó los pasajes fue Nasser Al-Khelaifi, el presidente del Paris Saint-Germain (PSG), un magnate qatarí que hace solo una semana desembolsó 222 millones de dólares para robarle a Neymar al Barcelona y llevárselo a París, en lo que se considera la operación más cara de la historia del fútbol.
Mientras hacen planes para volverse a ver en los próximos meses, Gabriel se quedó en Qatar trabajando y Valeria y sus tres hijas pudieron regresar a la Argentina. Llegaron hoy al aeropuerto de Ezeiza.