El 2019 fue el año que dejé el set de televisión de TN para volver a la calle. Mucha gente me preguntaba "¿y ahora qué va a pasar?" y yo estaba feliz. La intención de El Corresponsal es mostrar los hechos y los lugares. Ese fue el capital de los informes: que la historia estuviera contada a través de hechos que hablaran por sí solos. Desde Chernobyl hasta los incendios en la Amazonia, logramos instalar un nuevo formato y ya es una marca. En 2020, seguiré estando donde la noticia me lleve.
Cuando me refiero a El Corresponsal, hablo del equipo que formamos con las productoras y los productores, camarógrafos y asistentes, que aunque es chico, es muy potente y tiene una gran capacidad. Estas fueron las coberturas que -por varias razones - quise recordar de este año.
Chrenobyl, el accidente nuclear que se volvió tendencia por una serie
Esta cobertura nos marcó por tres cosas: en primer lugar, por lo que representaba llegar allí y el contexto del ambiente especial que se había generado por la serie. Ésta tuvo un impacto que reavivó el interés en ese lugar y, por ende, teníamos la expectativa de ver si confirmábamos lo que habíamos visto.
El segundo elemento fue que lo que veíamos superaba lo que mostraban los capítulos. El lugar tiene una fuerza especial por el tipo de edificación que hay. Ver todo eso absolutamente intacto pero desolado, esa vegetación que te sorprende. Y el contraste entre todo eso y el boom turístico que se produjo.
En tercer lugar, el elemento de constatar la contaminación como a nosotros nunca nos había pasado. Nunca habíamos hecho una nota con el contador sonando todo el tiempo y marcando que estabas ante ese exponencial peligro. Esto generó también una preocupación, un interrogante y un misterio de saber si estábamos contaminados. La duda persiste. Aún hoy la gente nos pregunta: ¿están contaminados o no?
Había una historia muy fuerte y muy potente que cautivó a todos y fue descubrir un lugar casi mágico, que nadie conocía, que había quedado casi olvidado y que, de repente, ganó una supremacía enorme.
No tuvimos miedo, pero sí precaución. Cuidamos todo detalle y fuimos muy responsables de las indicaciones. A veces, había tentaciones de ir a ciertos lugares y alguien nos decía "ahí no, porque puede pasarles algo". Entonces, sentimos que teníamos la responsabilidad de dar un mensaje a la gente que decide hacer turismo ahí.
Chernobyl tiene una magia única. Te estremece ver ese lugar vacío.
Hay un dato interesante y es que este viaje no surgió de una noticia. Eso demuestra la interacción cada vez más fuerte que hay en nuestra actividad. Se reavivó un tema que estaba lejano en todo, incluso espacialmente. Pero cuando llegamos nos dimos cuenta de que era muy poco lo que se había visto en Occidente de Chernobyl y nosotros quisimos mostrarlo.
La crisis en Venezuela
Venezuela representa uno de los lugares de conflictividad latinoamericana más fuerte. Además, nos toca muy de cerca por todo el drama humanitario. Desde el punto de vista de la cobertura periodística, fue uno de los lugares más peligrosos donde estuvimos este año. Fue realmente riesgosa todo el tiempo. Entrar, salir y estar en Venezuela nos costó y exigió mucha precaución. Pero tuvimos logros: transmitimos en vivo desde ahí, pudimos reflejar la realidad, pudimos transmitir en medio del corte de energía eléctrica -que fue algo muy difícil- y pudimos entrevistar a Juan Guaidó.
Yo he estado en Venezuela antes y conozco la Venezuela prechavista: era desigual, pero con una potencia económica fenomenal. Esta vez llegué a una Venezuela igualmente desigual, pero absolutamente empobrecida. En ese viaje vivimos lo que ahí se vive, la presencia de las fuerzas chavistas, la imposibilidad de expresarse y la falta de libertad de expresión.
Me acuerdo cuando llegamos al hotel y la empleada empezó a hablarnos en voz baja. Cuando le dije que no le entendíamos nos dijo que no podía hablar en voz alta porque "nos escuchaban". Estar ahí fue una alerta permanente.
El momento de mayor tensión lo vivimos cuando grabamos en la estación de servicio en medio de la oscuridad. En ese contexto pudimos hacer un vivo, -que era muy difícil-, desde un lugar donde había habido una barricada y pasó un coche de la policía. Nosotros seguimos transmitiendo, pero a todos nos corrió un estremecimiento porque no sabíamos lo que iba a pasar. "Acá vuelven y nos llevan", pensábamos.
Hubo momentos críticos, pero pudimos reflejar realmente lo que está ocurriendo más allá de lo ideológico, es decir, lo que pasa desde un punto de vista descriptivo con la falta de las libertades y lo que sufren todos, no solamente los ricos. También pudimos graficar lo que significa tener que pagar una comida con 400 mil bolívares, que son muchísimos billetes.
Ecuador, de las protestas sociales al secuestro
Ecuador fue el primer foco de rebelión que se extendió, con otros motivos, a Chile, a Bolivia, a Colombia. Ahí estuvimos secuestrados tres horas y media por la comunidad indígena y después tuvimos que refugiarnos durante cuatro horas en un hotel sin poder movernos.
A diferencia de los periodistas locales, nosotros pudimos salir de la conferencia de los indígenas y habíamos mostrado que tenían secuestrados a los policías. Pero una vez en la calle, hubo un grupo de seis personas que estaban asignadas para chequear qué decíamos. Finalmente tuvimos que irnos al hotel.
Lo que empezamos a ver en ese país, ya lo habíamos vivido en Puerto Rico: cuando estábamos transmitiendo, la gente venía con un celular, nos ubicaba y chequeba lo que decíamos. Este es un elemento indicador de lo que hoy representa el peligro de estas coberturas. La gente tiene esta posibilidad de escuchar lo que vos decís, pero no lo chequea para informarse sino para saber si vos decís lo que ellos piensan y, si lo que vos informás no confirma lo que ellos piensan, hay problemas. A mí no me genera ningún conflicto, pero hace que decir la verdad conlleve un peligro enorme. En Ecuador empezamos a vivir algo que después les pasó a Carolina Amoroso en Bolivia y a Gastón Cavanagh en Chile.
La llegada del hombre a la Luna, 50 años después
Fue una cobertura que también nos impactó. Nosotros pudimos estar mostrando el material que se utilizó para ir a la Luna, las cápsulas que dieron la vuelta al mundo, el cohete que es uno de los cuatro que iban a ir realmente. Una nota histórica con Charles Duke quien estuvo en el módulo de la misión hablando con Ámsterdam en el momento del alunizaje. Todo eso tuvo mucho elemento visual.
Fue interesante porque mucha gente decía "Nelson dejó el estudio y ahora qué le va a pasar", pero no. Disfruto mucho esto porque era la idea: volver a la esencia del periodismo. A mí me hace muy feliz estar en la calle. Por supuesto que es más incómodo que estar en el estudio con el aire acondicionado, pero a mí me transmitió una energía enorme y tuvo un gran impacto en el público.
Cuando volví de la NASA, uno de los productores de la radio me dijo: "Nelson, mi hija -que tiene 17 años- y sus amigos se volvieron fans de El Corresponsal. Me preguntó quién era 'el pibe nuevo que estaba trabajando en TN'". ¡Los centennials me descubrieron! Eso me ha dado una energía y me ha puesto en la posibilidad de nuevos públicos. Además de lo que representa que todo este material esté en TN.com.ar. Es un fenómeno para mí muy movilizador, entusiasmante y estimulador.
Eso es una de las cosas lindas de El Corresponsal, que nos ha sorprendido y que genera -más allá de los memes y las cargadas, que a mí me divierten mucho- todo un hecho de que efectivamente el público también está esperando cosas nuevas y buenas en televisión.
Hay un público que no está contenido hoy en cuanto a cosas novedosas. Uno cree que, a lo mejor, está fuera de agenda (porque cree que la agenda es la que te exige la realidad Argentina que es tan caliente) y, sin embargo, vos aparecés con algo que es de afuera e impacta. Para nosotros también es un estímulo cuando lo pensamos. Cuando me ven, me preguntan: "¿a dónde va la próxima?", lo cual demuestra que la gente lo ha seguido de cerca. Para el trabajo es un gran estímulo.
Los incendios en la Amazonia y la crisis climática
La Amazonia fue una noticia que obligó a todos a mirar ese tema. Fue una cobertura muy interesante y dramática, por el tema del incendio. También fue muy didáctica. Uno de los días en los que estábamos trabajando tuvimos que tomar noción del fuego y, de repente, nos vimos envueltos por fuego. Fue un aprendizaje de cómo son esos fenómenos y ver, claramente, el nivel del abandono, de falta de recursos que tiene el lugar y de la imposibilidad de la gente de hacerle frente. A esto se suma un Estado totalmente ausente y el avance fenomenal de la soja y el desmonte. Lo pudimos ver en un lugar muy duro, difícil, inhóspito y dejado a la buena de Dios.
Con esta cobertura terminamos confirmando la importancia del periodismo. Es muy interesante porque en este momento en el cual hay un pseudo cuestionamiento a la profesión, estas realidades demuestran que hay una necesidad de periodismo que va a ser creciente en el futuro. La necesidad de que el periodista sea el que tenga el know-how para establecer cuál es la realidad y qué hay detrás. Esto no lo hace ninguna red social: lo hace el periodista.
Amazonia permitió conocer esto, cómo era la nada de la gente, cómo se ocultan estas cosas en Brasil y cómo también -en Brasil también nos pasó- la gente se informaba por TN, un medio extranjero. Eso es un estímulo desde el punto de vista del amor propio, la felicidad que nos da trabajar en una señal que tiene esta presencia a nivel internacional.
Recuerdo una anécdota en Madrid. Estábamos de escala hacia París, al incendio en Notre Dame. En un local, el vendedor me dice: "¡Lo vi el otro día en el muro de Trump!". Le pregunté si era argentino y me dijo que no, que era madrileño. Entonces le pregunté cómo nos había visto y me dijo: "Porque yo miro TN cuando tienen esas coberturas". Eso es una de las cosas más impactante de El Corresponsal. Nos pasó en Chernobyl, en Berlín, en Puerto Rico, en Bahamas y en Ecuador. La gente valora la calidad y ecuanimidad de las coberturas.
Eso demuestra la necesidad del periodismo para trabajar con rigor. Una de las tantas enseñanzas que nos deja El Corresponsal es que hay futuro para el periodismo, cuando el periodismo está hecho con calidad. Hay futuro y hay riesgos, son estas dos cosas que quedan como moraleja. La gente tiene necesidad de estar bien informada, y cuando quiere hacerlo, no acude a las redes sociales, acude al periodismo si es que el periodismo le da la evidencia de que está reflejando las cosas en su total dimensión.
Si tuviera que hacer una evaluación del año, le digo que sí a los cambios, absolutamente. Fue maravilloso. Superó mis expectativas ampliamente. Todos estábamos muy contentos de hacer este proyecto, pero no se sabía cómo iba a evolucionar. Ahora puedo decir que estamos felices. Hemos podido establecer un producto que tiene presencia, que es una marca, que nos identifica con el canal, le da personalidad propia y un sello de calidad.