El pastel de papas es el plato estrella de Fuente y Fonda. No se sirve por porción sino que llega en la misma fuente en la que se cocina y gratina a la mesa, para que los comensales puedan compartirlo. Como se haría -o se hace- en cualquier casa de familia. “Fuente y Fonda es un homenaje a todas las abuelas y mamás que durante mucho tiempo nos alimentaron el corazón”, dice Carlos Hernández, que está al frente de este bodegón de la ciudad de Mendoza.
Además del pastel de papas, la carta contempla otros clásicos de la mesa argentina y mendocina: canelones de verdura, milanesas de nalga a la napolitana, matambre a la pizza, ravioles de espinaca y queso, estofados y pastas.
Para que la experiencia sea completa, la decoración y el ambiente también recrean una casa de abuela, con radios antiguas, mesas comunales, viejos afiches, frascos de conservas y plantas. Un detalle que sorprende a los visitantes: ni el agua ni los postres se cobran, están incluidos en el pedido del principal. Un dulce muy típico son los duraznos en conserva con mote, pero nunca falta el flan con dulce de leche y crema ni las manzanas asadas.
Asi es Fuente y Fonda, un restaurante que apela a la nostalgia de compartir una mesa en la casa de la abuela con los mismos sabores y el mismo cariño puestos en la cocina.
Fuente y Fonda
Montevideo 675, Mendoza
Todos los días, mediodía y noche
