Roxana tiene una edad indefinida y un aire adolescente, más aún cuando la rodean los perros que saltan ni bien la ven entrar. Se enganchan con su ropa, y esquivan montañas de restos negruzcos. Un incendio que destruyó su casa el viernes pasado y buena parte del refugio "Luz del alma" que construyó con esfuerzo de toda su familia en el Barrio Pellegrini, en Villa Rosa, Pilar. Hay postes, metal retorcido, restos de artefactos de iluminación y electrodomésticos, toallas chamuscadas, inútiles, por todos lados.
La urgencia después del desastre fue atender a los sobrevivientes. Asistencia veterinaria, alimentos. "Estamos eternamente agradecido a la gente que se acercó", destaca. Pero hay otras necesidades.
Amó a los perros toda su vida, pero mientras vivía con su madre solamente le permitía tener dos. Cuando se casó, ya radicada en Béccar, llegó a tener más de treinta. Pero los vecinos se quejaban: entonces decidió comprar un lote grande, justo detrás de la quinta que alquilaba siempre para pasar el verano.
Tiene un hijo, pero perdió otros. Eso reforzó el sentimiento de que los perros merecían su energía y su amor. Puso todo sus esfuerzo y trabajo allí, en el hogar para animales que llamó Luz del Alma. Su marido la acompaña en su "locura". Duerme algunas noches con ella en el refugio, y otras en su casa de Béccar.
Más de diez caniles albergaban parte de los 120 animales que recogió en la calle, abandonados o maltratados. Le avisan constantemente dónde hay un animal en peligro. Una red de personas sensibles está en contacto permanente y en alerta.
Roxana logró que todos los perros recuperaran su peso y corretearan vitales. Tienen sus capitas para protegerlos del frío y collares de colores. En algunos se ven cicatrices de operaciones recientes, otros renguean. Julieta, una veterinaria de la ruta 8 que no le cobra un peso, colabora en el refugio . Ahora, trata a los pocos sobrevivientes del incendio.
"Cuentan los vecinos que las primeras noches, lloraban. Están nerviosos, sensibles", relata. Seguramente notan que falta la mitad de sus compañeros.
"Yo estaba a punto de acostarme, y en el quincho, al lado, estaban todos dormidos. Se lo dije por teléfono a mi marido. Hacía frío. Puede haber sido el termotanque eléctrico. Yo me desperté porque Calito, un cachorro que dormía conmigo porque nació con una deformidad en la cabecita, me rasguñó el ojo. Me levanté para ir al baño, y cuando volví vi las llamas, apagué una garrafa. Quise abrir la puerta, explotaron todos los ventanales, quise abrir una ventana, no pude entrar a rescatar a ninguno, el fuego era terrible. No pude entrar, salí en bombacha y camiseta", revive la pesadilla.
La urgencia después del desastre fue atender a los sobrevivientes. Asistencia veterinaria, alimentos. "Estamos eternamente agradecido a la gente que se acercó", destaca. Pero hay otras necesidades.
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"Perdimos todo, me quedé con lo puesto. Necesitamos material para construir, para poder habitar la casa nuevamente", se lamenta.
Roxana vive de la restauración de muebles, pero hasta eso se llevó el fuego. Tenía en una habitación sobre la casa varios trabajos a medio hacer, y en un galpón que resultó totalmente arrasado pensaba armar su taller.
Sin embargo, hace lo que puede, porque los perros son su vida. "Aunque ahora no me puedo quedar a dormir, me voy a las 12 de la noche , y sé que me extrañan. No voy ni al médico para estar con ellos", concluye. Y mirándola, escuchándola llamar a cada uno por su nombre y relatar su historia, es imposible no creerle y no pensar en ayudarla.
Para ayudar
Refugio Luz del Alma
San Blas 320 Barrio Pellegrini, Pilar
Roxana Gullo 1149141123
