Poner papel aluminio en la baranda del balcón tiene distintos beneficios que van más allá de ser un simple gesto decorativo. Es una forma de mantener el espacio limpio y libre de plagas, especialmente en departamentos y edificios.
El principal objetivo de este método es ahuyentar aves como palomas y gorriones, que suelen elegir las barandas como punto de descanso. El secreto está en el brillo y los reflejos que genera el aluminio con la luz del sol: estos destellos resultan molestos para las aves, que prefieren evitar superficies tan llamativas.
Por eso, muchos vecinos lo eligen como una alternativa simple y sin químicos para evitar que las aves ensucien la baranda con plumas o excrementos.
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Ventajas de usar papel de aluminio en el balcón
- Reduce la suciedad: al impedir que las aves se posen, disminuye la acumulación de suciedad en barandas, pisos y paredes del balcón.
- Menos limpiezas: el espacio se mantiene limpio por más tiempo, lo que ahorra esfuerzo y productos de limpieza.
- Solución económica: no hace falta instalar pinches, redes ni sistemas permanentes. El aluminio es barato, fácil de colocar y se puede retirar cuando quieras.
- Sin productos agresivos: no requiere químicos ni métodos que puedan dañar a los animales o al entorno.
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Cómo colocar el papel de aluminio para que funcione
Para que el truco sea realmente efectivo, es clave seguir algunos consejos:
- Usá tiras de papel de aluminio bien visibles y colocalas sobre la parte superior de la baranda.
- Fijalas con cinta o hilo para que no se vuelen, pero sin que queden demasiado sueltas.
- No es necesario cubrir toda la baranda: con algunos tramos estratégicos alcanza.
- Cambiá las tiras si se rompen o pierden brillo, ya que el efecto reflectante es lo que más incomoda a las aves.
Breve historia sobre el papel de aluminio
El papel de aluminio comenzó a utilizarse a comienzos del siglo XX, cuando reemplazó al papel de estaño, que era más costoso y menos flexible. En 1910, en Suiza, se desarrolló el primer laminado de aluminio producido a escala industrial, lo que permitió su uso masivo en el envasado de alimentos y medicamentos. Su ligereza, resistencia y capacidad para proteger de la luz y la humedad impulsaron rápidamente su popularidad.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el papel de aluminio adquirió un rol estratégico por su utilidad en la industria alimentaria y militar. Tras el conflicto, su uso se expandió al ámbito doméstico, especialmente en la cocina y la conservación de alimentos. Con el tiempo, se consolidó como un material cotidiano, valorado por su versatilidad y facilidad de reciclaje.



