Contar con una vivienda en propiedad al momento de jubilarse representa una ventaja significativa para mantener estabilidad financiera y calidad de vida, advierte la economista y divulgadora financiera Natalia de Santiago (@natdesantiago).
En su reciente entrevista en el pódcast Tenía la duda, de Judith Tiral, la especialista analizó las diferencias entre alquilar y comprar, y desmontó la idea de que el alquiler sea un gasto inútil.
“Alquilar es un gasto, y qué gasto más noble que poner un techo sobre tu cabeza”, afirmó de Santiago, dejando en claro que el alquiler no es un despilfarro, sino un gasto legítimo y necesario, especialmente en plazos cortos.
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Comprar no siempre conviene en el corto plazo
Según la experta, adquirir una vivienda no siempre es la mejor decisión cuando se analiza en períodos breves. Durante los primeros años de una hipoteca, gran parte de la cuota se destina a intereses y gastos asociados, y no a amortizar capital real. Por eso, vender una propiedad a los cinco años de la compra puede implicar recuperar apenas lo aportado, sin generar un ahorro tangible.
En estos casos, conviene alquilar mientras se evalúan opciones a mediano plazo. “Comprar una casa debe entenderse como un proyecto de ahorro a largo plazo. Si la estás pagando mes a mes, ya estás ahorrando, pero ese ahorro solo se materializa con los años, cuando el capital pendiente empieza a reducirse de verdad”, explica Natalia de Santiago.

Antes de los 40, la prioridad es invertir en uno mismo
La especialista recomienda que, hasta los 40 años, lo más importante no sea comprar una vivienda, sino potenciar la capacidad de generar ingresos. Formación, movilidad laboral o emprender pueden incrementar el salario futuro y abrir oportunidades profesionales. “Es mucho más interesante maximizar tu capacidad de ganar dinero, lo que en inglés se llama learning potential”, señala.
Una hipoteca adquirida demasiado temprano puede limitar decisiones importantes, como aceptar ofertas laborales en otra ciudad o asumir riesgos profesionales, advierte la economista.
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A partir de los 40, la compra se vuelve estratégica
Al llegar a los 40, la perspectiva cambia. “De cara a la jubilación, tener una casa propia es una ventaja aplastante”, afirma de Santiago. Los motivos son prácticos: los plazos hipotecarios suelen extenderse 30 años, y retrasar demasiado la compra puede significar entrar en la jubilación con deuda pendiente. Además, con la edad, los bancos suelen endurecer las condiciones para otorgar créditos.
Por eso, para quienes buscan tranquilidad financiera y estabilidad de cara a la jubilación, afrontar ese momento con una vivienda en propiedad resulta mucho más inteligente que tener una hipoteca de por vida o depender de un alquiler, que puede complicar el mantenimiento del nivel de vida y la satisfacción personal.



