Muchos dueños desparasitan a sus perros de manera periódica, ya sea cada uno o tres meses. Aunque a simple vista parece un cuidado básico, esta práctica puede no ser la más adecuada para todos los animales. Según explicó la veterinaria Valu Marinelli, es clave revisar si de verdad existe la necesidad de medicar.
Una de las principales recomendaciones de Marinelli es no desparasitar “por las dudas”. En su video, la veterinaria planteó una comparación directa: “¿Te tomarías un ibuprofeno por si mañana te duele la cabeza?”. De la misma manera, dar antiparasitarios sin confirmación puede sobrecargar el organismo del animal con sustancias que no necesita.
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En el caso de los parásitos internos, la veterinaria aconseja realizar entre 2 y 3 análisis coproparasitológicos por año (estudio de materia fecal). Si el resultado da positivo, se medica. Si da negativo, no hay necesidad de administrar nada. “Muchas veces el estudio da negativo, y si no lo hiciéramos, ese animal se tomaría una pastilla innecesaria”, explicó.

Sin embargo, no todo se reduce a los parásitos internos. Con las pulgas y garrapatas, Marinelli subrayó que el verdadero problema no está en el animal, sino en el ambiente. Solo un 5% de las pulgas visibles están sobre el perro; el resto vive en alfombras, pisos, mantas y espacios donde el animal pasa tiempo. Por eso, la clave está en reforzar la higiene del hogar y usar repelentes naturales preventivos.
“Hay drogas como las isoxazolina que pueden causar síntomas neurológicos. El problema es el uso indiscriminado y sin necesidad”, advirtió la veterinaria, al señalar que algunos medicamentos de venta común ya fueron observados por la FDA por sus efectos adversos.
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Cuándo es necesario consultar con un profesional
- Si tu perro recibe pipetas o comprimidos de forma mensual y presenta cambios en el ánimo o la coordinación.
- Si notás picazón persistente, pérdida de pelo o irritación en la piel.
- Si tu casa tuvo presencia de pulgas y no se realizó control del ambiente.
En estos casos, la recomendación es realizar un análisis fecal o consultar con un veterinario para evaluar alternativas más seguras y personalizadas.



