Tener un perro como mascota implica también enfrentarse a situaciones que pueden ponerlo nervioso o alterado. Babear, temblar, ladrar, moverse sin parar o esconderse son comportamientos comunes que, para los dueños, especialmente los primerizos, pueden resultar un verdadero desafío.
Alan Peiró, entrenador canino y titular de Adiestramiento N. Húmedas, compartió consejos clave sobre cómo actuar cuando un perro atraviesa estos episodios de estrés o excitación.
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Según Peiró, la clave no está en regañar ni castigar al animal. “Si tu perro está nervioso, alterado o excitado, no lo castigues por sentir. No corrijas una emoción. Redirige la conducta”, explica el entrenador.

En lugar de gritar o insistir en que el perro deje de hacer algo, es más efectivo mantener la calma y ayudarlo a cambiar su comportamiento. Por ejemplo:
- En vez de pedirle que no salte, pedile que se siente.
- En vez de gritarle que no ladre, guiálo a su cama o lugar seguro.
“Lo que sí puedes hacer es enseñarle qué hacer con esa emoción: sentarse, ir a su cama, esperar… No es suficiente con decirles que no. Educar no es controlar, sino guiar”, agrega Peiró.
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Cuando se trata de situaciones específicas, como el timbrado de la puerta, Peiró recomienda premiar al perro cada vez que suene el timbre.
“De esta manera, la mascota asocia el sonido con algo positivo en vez de verlo como una amenaza. Así verá que no es algo negativo y no tiene por qué ladrar”, explica.
Este método basado en la reforzación positiva ayuda a reducir la ansiedad del animal y fomenta comportamientos adecuados sin recurrir a gritos o castigos.