Colocar piedras blancas en el patio no es solo una cuestión de estética. Cada vez más arquitectos y paisajistas recomiendan este recurso porque trae ventajas concretas que se sienten en el día a día.
Las piedras blancas reflejan la luz del sol y ayudan a mantener el suelo más fresco, algo clave en los días de calor intenso. Además, al cubrir la tierra, reducen la evaporación del agua y mantienen la humedad, lo que beneficia a las plantas cercanas y hace que el riego dure más tiempo.

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Pero eso no es todo: funcionan como una barrera natural contra las malezas, al frenar su crecimiento y evitar el uso de productos químicos. Así, el mantenimiento del patio se vuelve mucho más sencillo y rápido.
Cómo usar piedras blancas para aprovechar todos sus beneficios
- Elegí piedras de tamaño mediano para cubrir zonas de paso o alrededor de macetas y canteros.
- Colocalas sobre una capa de malla antihierbas para potenciar su efecto y evitar que crezcan yuyos.
- Distribuí las piedras de manera pareja y rellená los huecos con piedras más chicas si hace falta.
- Limpiá las piedras con agua cada tanto para que mantengan su color y reflejen la luz.
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Con estos pasos, cualquier patio puede convertirse en un espacio más fresco, funcional y fácil de mantener, sin gastar una fortuna en remodelaciones. Los especialistas aseguran que este detalle, que parece solo decorativo, tiene un impacto real en el confort y el cuidado del hogar.