Puede parecer un acto de honestidad o vulnerabilidad, pero en realidad es una práctica que daña las relaciones desde el principio. Se trata del floodlighting, un tipo de comportamiento tóxico que, aunque poco conocido, es más común de lo que parece y puede llevar a que las personas se alejen, sintiéndose presionadas y abrumadas.
¿Qué es el floodlighting?
El término viene de la palabra en inglés floodlight, que hace referencia a una luz que inunda un espacio. En las relaciones humanas, esta “inundación” es emocional: el floodlighting ocurre cuando una persona comparte demasiada información personal o traumática demasiado pronto, sobrecargando a la otra parte y forzando una intimidad que aún no existe.
Según explica el medio especializado Fatherhood Channel, este comportamiento muchas veces se disfraza de vulnerabilidad. La persona que lo practica descarga sus traumas o emociones profundas sin haber construido antes la confianza necesaria, generando un desequilibrio emocional en la relación desde el inicio.
¿Por qué es un problema?
Aunque puede parecer que compartir es algo positivo, el floodlighting crea presión en lugar de conexión. “En lugar de fortalecer el vínculo, suele tomar por sorpresa a la otra persona, haciendo que se sienta responsable o presionada para resolver algo para lo cual no está preparada”, señala Sarah Hodges, manager en Headspace, en una entrevista con Today.
Emma Kobil, terapeuta profesional licenciada, explica que muchas personas con traumas no resueltos tienden a buscar conexiones profundas de forma apresurada, sin saber cómo construirlas adecuadamente. El resultado es que terminan abrumando a la otra persona, quien puede optar por alejarse como mecanismo de protección.
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Este comportamiento suele aparecer durante las primeras etapas de una relación, especialmente en las citas, cuando aún no existe una base sólida de confianza ni de seguridad emocional.
¿Cómo identificar si estás frente a un caso de floodlighting?
- La persona comparte detalles muy personales o traumáticos demasiado pronto.
- La vulnerabilidad es unilateral: solo una parte abre sus emociones, sin que exista reciprocidad ni contexto adecuado.
- La otra persona se siente abrumada, incómoda o con la sensación de que está cargando un peso que no le corresponde.
- La relación se siente forzada, como si se intentara crear un vínculo rápido e intenso que no es natural.
