Cada vez nacen menos bebés en el mundo. Durante casi toda la historia de la humanidad, las mujeres tuvieron en promedio siete hijos. Suena altísimo, pero según explica Rafael Rofman, investigador principal de CIPPEC, esta fue la medida habitual “el número mágico”, también, en la Argentina, hasta el 1900.
Rofman explica que “la Argentina tiene una historia particular: entre 1900 y 1950 bajó rápidamente la tasa de fecundidad a cerca de la mitad”.

Eso estuvo más que nada vinculado a la inmigración que traía los modelos organizacionales de Europa. “Hasta 2010 siguió bajando, pero de manera más lenta, incluso hubo un leve aumento en la década del 70″.
Según detalla el especialista: “Desde 2014 / 2015 empezó a bajar muy rápido la fecundidad, por un cambio muy brusco que ocurrió sorpresivamente. En 2015 más o menos, estábamos en 2, 3 hijos por mujer. Hoy estamos en algo así como 1.3 1.4″, destaca.

Los que no quieren tener hijos
“Como proyecto de vida, nunca me vi ejerciendo un rol materno”, dice Andrea, una abogada especialista en derecho de familia de 45 años que además trabaja haciendo maquillaje artístico para chicos. “No fue algo que proyectara cuando era chica. Si pensaba en mi adultez, era trabajar y tener una mascota”.
Gonzalo está en pareja hace veinte años y hace diez que se casó. Durante los primeros dos años con su mujer se plantearon la posibilidad de tener un hijo, pero pronto se dieron cuenta de que no era el plan que querían:“No tengo el chip, no tengo las ganas. No me surge la necesidad de ser padre”, afirma en diálogo con Telenoche.
Verónica y Mauricio se conocieron a través de una aplicación de citas hace ocho años. La primera vez que se vieron, ella dejó en claro su postura respecto a la maternidad: “Nunca me nació el sentimiento de ‘yo quiero tener un hijo’. Lo hablé mucho en terapia, pero no lo sentí y hace dos años me ligué las trompas”.
Un mandato que se afloja
El investigador de CIPECC ofrece un análisis contextual sobre el cambio tan brusco de la última década. “Hace 100 años había un mandato enorme. Hoy las chicas de 20 te dicen ‘no sé’, ‘estoy trabajando’, ‘no me apura’. Estamos mejor: no tienen que obedecer un mandato, pueden decidir por sí mismas”.
Leidy tiene 20 años, estudia ingeniería biomédica y asegura que no quiere tener hijos por el momento. “Esta para mí es una decisión que ha evolucionado en todos estos años, porque cuando era chiquita quería tener tres, porque con mis hermanos somos tres, pero al pasar de los años me di cuenta de que quiero muchas cosas para mí y siento que quiero darme el mundo a mí, primero, y poder después compartirlo teniendo la experiencia”.
Para ella como para tantas otras jóvenes, la decisión es clara:“Si me preguntás a qué edad me gustaría tener un hijo, te diría que después de los 30″.
Sobre este tema, Patricia de 21 años, admite: “La maternidad no es mi prioridad por ahora. Lo pienso como algo más para el futuro. Primero me gustaría terminar mi carrera. Trabajar, tener una mascota, tal vez... estar en pareja, tener más estabilidad económica”.
Un dato clave: la baja en los embarazos adolescentes
Rofman sostiene que el dato más sorprendente es el que tiene que ver con la fecundidad adolescente. En las mujeres menores de 20 años, el embarazo bajó casi un 70% entre el año 2009 y el 2022.

“La enorme mayoría de los embarazos adolescentes son no intencionales e implican problemas para la madre, dificultades futuras para el hijo. Las chicas abandonan la escuela o la terminan en malas condiciones o no empiezan una trayectoria laboral de calidad. Son oportunidades que tienen ellas y que tiene la sociedad, porque son muchas mujeres que pueden aportar más a que todos o mejor y no es un concepto abstracto teórico”.
Rofman aclara que la cifra es de 80.000 chicas argentinas por año que tiene una oportunidad, que pueden hacer cosas que antes no podían. “Y si no lo hacen, estamos desperdiciando la oportunidad para ellas y para todos nosotros. Es una oportunidad impresionante”, afirma.
Dolores Dimier de Vicente, de la Universidad Austral, explica los datos que confirman la tendencia: además de que la natalidad en Argentina cayó un 40% en la última década, Vicente suma que los hogares sin niños representan el 57%. Y la ciudad de Buenos Aires tiene un promedio de 0,9 hijos por mujer".

“La edad del primer hijo se corrió: ahora se ubica entre los 30 y los 34. Pero hay algo más profundo. “No es solo una postergación”, dice. “Es una crisis de la maternidad y también de la paternidad como proyecto vital. Ya no se da por sentado”.

“Los hogares unipersonales están aproximadamente en el 25%. En la Argentina la tasa de la natalidad implica hoy que estamos en parámetros por debajo de la recomposición poblacional. ¿Qué implica esto? Que no se mantiene estable una población en la medida que no haya una posibilidad de que por mujer existan 2.2 hijos", asegura.

No romantizar la maternidad ni tener un discurso antiniños
Andrea recuerda cómo se romantiza la maternidad -“el amor, el bebé”-, pero también advierte: “El bebé crece. Tiene necesidades a los 2 meses, a los 5, 10, 15 años. No es solo el olorcito a bebé. Si la gente lo pensara en frío, no sé si tendría hijos”.
Verónica va más allá: “Yo no quiero tener a alguien atado a mí por el resto de mi vida. Criar a un hijo implica dejar de lado tu vida y eso no estoy dispuesta a perderlo”. Sabe que habrá quien la tilde de egoísta, pero ella lo piensa al revés: “Estoy eligiendo quererme primero a mí”.
Andrea lo asocia con su historia familiar: “Mi mamá dejó de trabajar apenas quedó embarazada. Yo crecí sabiendo que quería mi independencia. Si tengo hijos, tengo que dejar de trabajar. Eso me marcó”.
Gonzalo explica que no se trata de un discurso antihijos. “Tengo amigos con hijos y vienen todas las semanas. Pero yo no tengo ese deseo. Y eso no me hace menos adulto”.
Y Verónica, que alguna vez pensó que su pareja terminaría por ese motivo, hoy lo tiene claro: “Rompí un mandato en mi familia. Porque no lo quiero. No es para mí”.
De postergar diez años la maternidad a las familias con un solo hijo
Rofman es muy claro cuando advierte: “Lo que no sabemos todavía es si la baja que vimos en la última década es una baja permanente o es una baja temporal. Porque es seguro que están pasando dos cosas: hay más gente que no quiere tener hijos, hay más gente que quiere tener menos hijos o los quiere tener un poco más tarde".
“La verdad es que solamente lo sabremos positivamente cuando la generación que está teniendo hijos ahora llegue a los 45 o 50 años, que es cuando ellas ya tuvieron todos sus hijos. Pero eso lo vamos a ver dentro de 20. No podemos esperar 20 años para saberlo. ¿Tenemos que tratar de especular ahora qué está pasando? Lo que sabemos es que es una mezcla", afirma el especialista.
“Seguramente hay muchas familias, muchas mujeres en sus veinte que están diciendo: ”Yo quiero tener hijos, pero no quiero tenerlos como lo tenía mi mamá a los 25. Quiero tenerlos a los 35 y entonces quiero postergar diez años mi maternidad. Si va o no va a tenerlo dentro de diez años, veremos en diez años, porque es una decisión que va a tomar en ese momento".
“Lo que está claro, además, es que si va a tener su primer hijo a los 30 y pico, seguramente no va a tener tres o cuatro hijos, porque entre otras cosas no tiene tiempo".
Las hipótesis del futuro
“Hoy el mundo está muy preocupado por la despoblación, porque el pasado creciente es de una desaceleración, un frenazo en el ritmo de incremento. Argentina está creciendo, va a seguir creciendo hasta el 2050. La población objetivo va a ser muy parecida a la que es ahora. Va a ser distinta en su composición, Vamos a ser más viejos, pero el tamaño va a ser muy parecida a la que es ahora”, explica Rofman.

Y termina con esta reflexión: “¿Qué pasa del 2100 para adelante? Es difícil de saber. Si uno mira lo que pasó en otros países, parecería que tiende a estabilizarse, a bajar un poquito. Después, a lo mejor sube de vuelta y quedaríamos en torno a eso. Es lo que ha ocurrido en otros lugares y es posible que ocurra acá. La gente se asusta porque mira el corto plazo y se imagina entonces que vamos a seguir así“.
Créditos
- Edición: Daniel Gordo
- Cámara: Agustina Ribo
- Infografías y diseño de portada: Iván Paulucci
- Análisis y visualización de datos: Damián Mugnolo