Uno de los elementos que más usamos dentro de casa y que muchas veces nos olvidamos de limpiar son las llaves de luz. Con el tiempo, acumulan suciedad y pierden su brillo original.
Por suerte, existe un truco casero que promete dejarlas como nuevas utilizando solo dos ingredientes que posiblemente ya tengas en tu casa: vinagre y bicarbonato.
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Por qué usar estos ingredientes en las llaves de luz
Para devolverle el esplendor a tus llaves de luz, solo necesitás vinagre blanco y bicarbonato de sodio. Estos dos ingredientes son conocidos por sus propiedades limpiadoras y desinfectantes. Juntos forman una combinación poderosa para eliminar la suciedad acumulada.
Cuando se mezclan, el bicarbonato y el vinagre provocan una reacción de dióxido de carbono en forma de burbujas, que levanta y afloja las manchas más difíciles.

Paso a paso para una limpieza efectiva
- Preparar la mezcla: en un recipiente pequeño, mezclá una parte de vinagre blanco con una parte de bicarbonato de sodio. La reacción efervescente que se produce es normal y es lo que ayudará a desincrustar la suciedad.
- Aplicar en las llaves de luz: con un paño suave o una esponja, aplicá la mezcla sobre la superficie de las llaves de luz. Asegurate de cubrir bien todas las áreas, especialmente las esquinas y bordes donde suele acumularse más suciedad.
- Dejar actuar: permití que la mezcla actúe durante unos minutos. Esto permitirá que los ingredientes penetren y aflojen la suciedad adherida.
- Limpiar y secar: con otro paño limpio y húmedo, retirá la mezcla de las llaves de luz. Asegurate de eliminar todos los residuos para evitar que queden marcas. Finalmente, secá bien la superficie con un paño seco.
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Otra alternativa que sirve para blanquear los plásticos amarillentos
Otra de las alternativas que sirve no solo para la llave de luz, sino para todos los plásticos de la casa es el agua oxigenada en crema de 40 volúmenes, que se usa también para decolorar el pelo.
Paso a paso para blanquear tus plásticos
- Conseguí agua oxigenada en crema de 40 volúmenes.
- Aplicá el producto con un pincel sobre la superficie amarillenta.
- Cubrí con papel film (plástico transparente para cocina) toda la zona tratada.
- Dejá actuar al menos 24 horas en un lugar con luz (idealmente solar, pero no esencial).
- Retirá el film y limpiá con un paño húmedo para sacar los restos del producto.

¿Cada cuánto hacerlo?
Si el plástico está muy amarillento, podés repetir este proceso un máximo de tres veces por semana hasta que recupere su color original. El cambio es progresivo pero muy efectivo.
Cada vez que lo hagas, es importante usar guantes para proteger tus manos, ventilar el ambiente donde se realice el procedimiento y evitar utilizar este ingrediente en plásticos sensibles o con acabados brillantes que puedan dañarse.