Un reciente estudio científico reafirmó lo que muchas veces se intuye, pero pocas veces se cumple: beber suficiente agua podría ser una herramienta clave para cuidar el cerebro. Según una investigación publicada en la Revista de Accidentes Cerebrovasculares y Enfermedades Cerebrovasculares, tomar al menos seis vasos de agua al día puede reducir significativamente el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV).
El estudio se basó en el análisis de datos de 29.489 adultos estadounidenses mayores de 20 años, recopilados entre 1999 y 2020 a través de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de Estados Unidos (NHANES). Los investigadores identificaron que quienes consumían alrededor de 1.382,86 mililitros diarios de agua natural —equivalente a seis vasos— mostraban un riesgo 25% menor de sufrir un ACV en comparación con quienes bebían menos.
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Este umbral surgió tras ajustar los resultados por factores como edad, sexo, etnia, tabaquismo, presión arterial, diabetes, colesterol, obesidad, actividad física y nivel socioeconómico, entre otros. La relación entre hidratación y accidente cerebrovascular mostró una curva en L, con un punto de inflexión precisamente en torno a esos seis vasos diarios.
¿Por qué el agua protege al cerebro?
Los autores del trabajo sugieren que una hidratación adecuada contribuye a mejorar la fluidez de la sangre y reducir su viscosidad, disminuyendo así el riesgo de coágulos, uno de los principales factores que desencadenan ACV isquémicos. Por el contrario, la deshidratación puede aumentar la adhesión plaquetaria, la agregación de glóbulos rojos y el riesgo de trombosis.
Además, beber suficiente agua mejora la función endotelial y la microcirculación, y puede tener efectos antiinflamatorios y antioxidantes, dos factores clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares y neurovasculares.
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Aunque la cantidad ideal de agua puede variar según el sexo, la edad, la actividad física o el clima, este nuevo estudio ofrece un número claro: seis vasos al día como mínimo para empezar a reducir riesgos.
Las Academias Nacionales de Ciencias de EE.UU. recomiendan cantidades mayores (hasta 15,5 vasos para hombres y 11,5 para mujeres), pero los expertos coinciden en que lo más importante es la constancia. Beber agua durante las comidas, al hacer ejercicio o cuando aparece la sed son prácticas fundamentales.
Una forma útil de saber si se está correctamente hidratado es observar el color de la orina: si es clara o de un tono similar al de la limonada diluida, indica buen estado; en cambio, un color amarillo oscuro o ámbar puede ser señal de deshidratación.
Recomendaciones prácticas
- Llevar una botella reutilizable durante el día.
- Establecer recordatorios o rutinas que incluyan pausas para hidratarse.
- Mejorar el sabor del agua con rodajas de frutas o hierbas como menta.
- Incluir alimentos con alto contenido de agua, como pepino, sandía, fresas o lechuga.
