Con la llegada del invierno, no solo pasamos más tiempo en casa, sino que también usamos durante más tiempo a ciertos electrodomésticos para mantener la casa calefaccionada.
Aunque muchos creen que la televisión o el aire acondicionado son los que más energía consumen, la realidad marca que existe otro artefacto que gasta más que cualquier otro.
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Se trata de la estufa, que es un aliado indispensable para combatir las bajas temperaturas. Sin embargo, su uso intensivo puede tener un impacto significativo en lo económico.
Por qué la estufa consume tanta energía
Las estufas eléctricas, especialmente las de resistencia, son conocidas por su alto consumo. Esto se debe a que requieren una gran cantidad de energía para generar calor de manera rápida y eficiente. A diferencia de otros electrodomésticos, que pueden funcionar de manera intermitente, las estufas suelen estar encendidas durante largos periodos, lo que incrementa aún más el gasto.

Además, en muchos hogares, las estufas no solo se utilizan en una habitación, sino que se distribuyen por diferentes ambientes para asegurar una temperatura agradable en toda la casa. Este uso simultáneo multiplica el consumo energético.
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Consejos para reducir el consumo de la estufa
Para evitar pagar de más la luz durante el invierno, es importante tomar algunas medidas para reducir el consumo energético:
- Aislar correctamente el hogar: sellar ventanas y puertas para evitar la pérdida de calor.
- Usar termostatos programables: permiten regular la temperatura y evitar el uso excesivo.
- Optar por estufas de bajo consumo: las estufas de bajo consumo o con tecnología inverter son más eficientes.
- Apagar la estufa cuando no sea necesaria: aprovechar la luz solar durante el día y apagar la estufa en habitaciones vacías.