Los espejos en los ascensores no solo están para chequear la apariencia antes de salir o para dar un efecto de mayor luminosidad, sino que su presencia cumple un rol mucho más importante que va más allá de lo estético.
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Para las personas que sufren de claustrofobia o simplemente se sienten incómodos en espacios cerrados, los espejos son fundamentales. Al reflejar el interior de la cabina, crean una ilusión óptica de amplitud, logrando que el espacio parezca más grande de lo que realmente es.
Esto no solo mejora el aspecto visual, sino que también reduce la sensación de encierro, ayudando a que el traslado de un piso a otro sea más tranquilizante y llevadero.
Además, los espejos también son cruciales para la accesibilidad, ya que para las personas en silla de ruedas, girar dentro de un ascensor puede ser complicado. Por lo tanto, un espejo trasero les permite ver lo que ocurre detrás sin necesidad de maniobras complejas, facilitando la entrada y salida y promoviendo la autonomía.
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Por otro lado, desde el punto de vista del diseño, los espejos, junto con una buena iluminación, pueden transformar una cabina común en un espacio moderno y elegante. Además, ofrecen una distracción útil durante esos segundos de trayecto, ya sea para peinarse o evitar el contacto visual incómodo con otros pasajeros.
Sin embargo, para mayor seguridad, estos espejos deben estar hecho con materiales resistentes, como el vidrio templado, para evitar accidentes.
