El uruguayo Sebastián “Loco” Abreu es un ex jugador de fútbol que atesora un récord mundial: vistió 32 casacas de clubes diferentes en sus 27 años de carrera. Del otro lado del mundo, en Australia, hay otro Sebastián que también está loco por las camisetas: es un expolicía sanjuanino que vendió ya casi 2.000 réplicas (muchas de ellas retro) a fanáticos de todos los continentes.
Desde su emprendimiento Locos for the camisetas (así, con el nombre mitad en español y mitad en inglés), Sebastián Flores, de 34 años, canaliza su pasión por el fútbol y su amor por las casacas vintage.
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Sebastián llegó hace poco más de dos años a Melbourne, con la intención de aprender inglés y explorar oportunidades de trabajo. Una idea que se le ocurrió fue importar camisetas de equipos y Selecciones. Pero enseguida notó que los modelos que alguna vez usó Diego Maradona y los de clubes y países de América del Sur concentraban la mayoría de los pedidos, multiplicó los modelos y organizó las ventas online desde una cuenta en Instagram y su página web.
En esta charla con TN cuenta las curiosidades de los coleccionistas, las anécdotas de los más fanáticos y cómo imagina los próximos pasos para su emprendimiento.
Los primeros pasos
Antes de mudarse a Australia trabajó como policía desde 2016, y también estudió desarrollo de software. “Ahora estoy profundizando mis estudios en ciberseguridad, un área que me interesa muchísimo y en la que veo futuro”, explica.
Sus primeros pasos laborales en Melbourne se dieron de manera fluída: “Sabía lo básico de inglés, quería aprender más y en poco tiempo me adapté. Al principio trabajé en distintas áreas: limpieza, cocina, logística… como la mayoría de los que emigramos. Lo importante era arrancar".
La idea de vender camisetas surgió de una mezcla de nostalgia y oportunidad. “Noté que muchos argentinos y latinos extrañaban tener acceso a camisetas de sus clubes o Selecciones, especialmente las retro o las de equipos menos conocidos. Empecé trayendo algunas para conocidos, y cuando vi la respuesta decidí armar algo más grande. Así nació Locos for the Camisetas, un nombre que refleja mi vida acá, en constante cruce entre cultura", explica sobre aquel nacimiento que hoy se convirtió en su sustento.

—¿Cómo funciona tu negocio?
—Me encargo personalmente de todo: redes sociales, diseño web, atención al cliente, selección de productos, organización de envíos y hasta edición de videos de feedback. Cada camiseta tiene una historia, y me gusta pensar que no solo vendo ropa, sino recuerdos.
—En tu cuenta decís vender “modelos exclusivos y únicos”. ¿Cuáles de las que tenés no se consiguen en otro lado?
—Ofrezco modelos que no se consiguen fácilmente en Australia o incluso en los países de origen de los equipos. Muchos son retro, de equipos latinoamericanos, Selecciones femeninas o clubes no muy comerciales. Por ejemplo, una camiseta retro de Cobreloa (Chile) fue un éxito inesperado. También recibo muchos pedidos de la Selección femenina de ese país, otra cosa que me sorprendió.
—¿La Selección femenina de Chile es más demandada que otras Selecciones o equipos masculinos?
—La camiseta de la Selección femenina de Chile fue una sorpresa total. Empezó a venderse mucho después del Mundial, y descubrimos que hay una gran comunidad de chilenas en Australia que siente un enorme orgullo por ese equipo. Nos contactaron varias mujeres para pedirla y hasta nos mandaron fotos usándola en partidos amistosos o eventos de la comunidad.
Los modelos más vendidos
Su emprendimiento crece cada día y los clientes no paran de sumarse. Sebastián lo expresa en números: “Hasta ahora vendí casi 2.000 camisetas. Un 40% son retro y 60% actuales. El 65% son de clubes y el 35% de Selecciones. Los tres modelos más pedidos son Boca, River y Atlético Nacional (Colombia), entre clubes; Argentina, Brasil y Colombia en Selecciones. Vendo principalmente camisetas sudamericanas, aunque las europeas van en aumento".
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El segmento para niños crece cada vez más, las razones no tienen que ver con lo comercial. “Los padres, especialmente los latinos, buscan transmitir identidad y cultura futbolera a sus hijos desde chicos. Me ha pasado de vender camisetas de equipos como Independiente o la U de Chile en talles de 8 a 14, simplemente porque los papás querían que los chicos usaran los colores con los que ellos crecieron”, evoca.
El 73% de sus clientes son hombres. Muchos son coleccionistas o hinchas nostálgicos, pero también hay mujeres que compran para regalar. El cliente que más camisetas compró fue un argentino en Sydney: ¡23 en un año!
—¿Cuáles compró? ¿Es coleccionista?
—Algunas fueron para su colección personal (es fanático y muy detallista), pero también compró varias para regalar a amigos y familiares. No se enfocó en un solo equipo: pidió camisetas de distintos clubes, como por ejemplo la de Boca Juniors del 2000 contra el Real Madrid, de Selecciones como la titular de Argentina en el Mundial 1998 y también la suplente de Francia del mundial 1998. Busca siempre algo especial o poco común.
“No es ropa, son recuerdos”
"Me gusta que el proyecto tenga una identidad universal, que hable a fanáticos del fútbol de cualquier lugar. Escucho mucho a los clientes, reviso tendencias y también decido qué traer según la demanda directa", explica Sebastián sobre su estrategia de negocio. “Como emprendedor aprendí a adaptarme rápido. Al principio hacía todo de forma más intuitiva, pero con el tiempo fui mejorando la presentación del producto, la atención al cliente, el diseño del sitio web y la comunicación. También entendí que escuchar al cliente es clave: gracias a eso, sumamos camisetas inesperadas que terminaron siendo éxitos”, agrega.
El principal mercado hoy son los argentinos y colombianos que viven en Australia, “pero cada vez tengo más clientes australianos que se interesan por la cultura futbolera latinoamericana”.
—¿El proveedor de las camisetas es argentino?
—Trabajo con distintos fabricantes internacionales, ninguno argentino. Para cada modelo hacemos pruebas de calidad, revisamos los detalles y evaluamos la fidelidad del diseño. Nos aseguramos de que cada camiseta represente fielmente al equipo, tanto en estilo como en confección.
—¿Vendés a todo el mundo?
—Hago envíos a todo el mundo en un plazo máximo de 26 días, y ya vendí más de 180 camisetas fuera de Australia, incluyendo destinos como Nueva Zelanda, Reino Unido, España y EE.UU. Incluso recibí pedidos desde Argentina para enviar a otros países.
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—¿Qué feedback de algún cliente te emocionó?
—Uno de los momentos más emocionantes fue recibir un video desde una isla en Nueva Zelanda, donde un cliente chileno se quebró al recibir una camiseta de su infancia. Había pedido la retro de Colo Colo, y cuando la recibió me mandó un mensaje en el que decía: “Mi abuelo me regaló esta camiseta cuando tenía 10 años, no la veía desde que él falleció. Gracias por hacerme volver a ese momento”. Estaba visiblemente emocionado. Otro comprador, un peruano, encargó la camiseta de The Strongest. Después nos escribió para decir que hacía más de 15 años que no veía una de su equipo, y que cuando se la puso su nene de 6 años le preguntó por qué lloraba. “Hijo, lloro de alegría”, nos contó que le respondió. Las situaciones como estas me confirman que lo que tengo entre manos no es solo ropa. Son recuerdos.
—¿Cuál es el rango de precios y qué lo determina?
—Todas las camisetas se pueden personalizar con nombre y número. Los precios van desde $59.90 hasta $79.90 dólares australianos, según el modelo, si es retro o no, si se personaliza y la disponibilidad. Ese valor equivale aproximadamente a entre 37.000 y 50.000 pesos argentinos.
—¿Cuál es tu vínculo con el fútbol? ¿Jugaste? ¿De qué cuadro sos?
—Mi vínculo con el fútbol viene desde muy chico. Jugaba con amigos, y esas tardes y noches de potrero fueron de los momentos más felices de mi vida. También participé en clubes de barrio y ligas departamentales durante pocos años. Aunque no me dediqué de forma profesional, el fútbol siempre estuvo presente. Mi familia es muy futbolera. Hoy juego de vez en cuando con amigos acá en Australia y sigo cada torneo con la misma pasión de siempre. Soy hincha de Boca Juniors, y eso me marcó muchísimo: para mí el fútbol es una forma de vida, con orgullo y corazón.
—¿Cuántas camisetas tenés en tu colección personal?
—Tengo hoy unas 17 camisetas, entre modelos retro, actuales y algunas difíciles de conseguir. Muchas tienen una historia detrás: regalos especiales, recuerdos de partidos importantes para el hincha de Boca, o simplemente son camisetas que me marcaron por lo que representan.
—¿Qué proyección de crecimiento tenés para el negocio? ¿Planeás vender camisetas de otros deportes?
—Mi objetivo es seguir expandiéndome: llegar a más países y sumar camisetas de otros deportes, como rugby y básquet. Por el momento, sigo construyendo desde Australia, aunque siempre con la idea de volver a confiar en mi hermosa Argentina.