En 2025, los baños están cambiando, y no hablamos solo de grifería inteligente o espejos con luz LED. Uno de los cambios más notables —y visibles— es el desplazamiento de la clásica alfombra de felpa. En su lugar, se impone con fuerza una opción más moderna, práctica y elegante: la alfombra de bambú.
La alfombra textil cumple su función: es suave, cálida y absorbente. Pero también trae problemas conocidos: retiene humedad, se mancha con facilidad, acumula bacterias y se vuelve un foco de malos olores. Además, requiere lavados frecuentes y no siempre se seca bien.
Hoy, quienes buscan renovar el baño apuntan a una solución más higiénica, estética y sustentable. Y ahí entra en escena la alfombra de bambú.

Este tipo de alfombra está hecha con listones delgados tratados especialmente para resistir la humedad. Se adapta tanto a baños modernos como a ambientes con estética natural, y viene en distintos tamaños y tonos. ¿Por qué cada vez más personas la eligen?
- Es antibacteriana y antihongos: el bambú tiene propiedades naturales que previenen la proliferación de microorganismos.
- No acumula humedad: el diseño abierto permite que el agua drene y el aire circule.
- Fácil de limpiar: alcanza con pasar un trapo húmedo. Nada de lavarropas ni productos especiales.
- Duradera: no se deforma, no pierde color y aguanta el uso diario sin problemas.
- Sustentable: el bambú crece rápido y requiere pocos recursos para cultivarse, lo que lo convierte en una opción ecológica.
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Además de lo práctico, la alfombra de bambú transforma la estética del baño. Aporta una sensación de orden, limpieza y calidez natural. Cada vez más baños apuestan a un estilo tipo spa, y este detalle hace toda la diferencia.
¿El fin de la alfombra textil?
No necesariamente. Pero en el baño, la tendencia es clara: la alfombra de bambú gana terreno y promete quedarse.