Las huertas son en un espacio clave para quienes disfrutan de la agricultura doméstica. Y en ese contexto, hay determinados cultivos a los que se les debe encontrar el momento ideal, como es el caso de tomates. Sin embargo, junto con las condiciones favorables también llegan ciertos desafíos, siendo las plagas uno de los más relevantes.
Los tomates se deben plantar a partir de la primavera, preferentemente a partir de octubre o noviembre. Dicho periodo no solo es recomendable por las condiciones climáticas, sino también porque permite aprovechar mejor los beneficios de una técnica cada vez más difundida entre los aficionados a la horticultura: el uso de plantas compañeras.
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Esta estrategia consiste en cultivar especies específicas junto a las plantas de tomates para favorecer su desarrollo, protegerlas de plagas y, además, mejorar la productividad general de la huerta.
Los tomates, una apuesta segura pero vulnerable
Los tomates son uno de los cultivos más populares en las huertas domésticos. Su versatilidad en la cocina, su sabor y el hecho de que pueden crecer en espacios reducidos los convierten en una opción ideal tanto para principiantes como para expertos. No obstante, también son una de las hortalizas más susceptibles a sufrir ataques de insectos y enfermedades.

Entre las amenazas más comunes se encuentran los gusanos, áfidos, hongos y nematodos que pueden afectar tanto a las raíces como al fruto y las hojas. Frente a esta situación, es fundamental adoptar medidas preventivas que no dependan exclusivamente de productos químicos, especialmente si se busca un enfoque más natural y sostenible.
Desde un punto de vista nutricional, el tomate es bajo en calorías. Aporta cerca de 18 cada 100 gramos. Además, es una fuente rica en:
- Vitamina C.
- Licopeno (un antioxidante natural).
- Potasio.
- Fibra.
Copete: aliados naturales en la huerta
Una de las recomendaciones es la incorporación de los copetes, una planta herbácea de la familia de las margaritas, conocida por su colorido aspecto y, sobre todo, por sus propiedades repelentes.
Al plantar copetes cerca de los tomates, se crea una barrera natural contra diversas plagas, en especial contra el gusano redondo (nematodo), un parásito que puede causar graves daños a las raíces de muchas hortalizas.
Esta planta, además de ser una excelente compañera para los tomates, no requiere cuidados especiales y aporta un atractivo estético adicional en la huerta. Su aroma característico actúa como repelente para insectos no deseados, y su presencia ayuda a mantener un entorno más equilibrado sin necesidad de utilizar pesticidas.

El éxito de esta estrategia no se basa solo en elegir bien las plantas compañeras, sino también en planificar correctamente la distribución de los cultivos. Las plantas de tomates, por su porte elevado y su tendencia a extenderse, pueden competir con otras plantas por luz y nutrientes si no se colocan de forma adecuada.
Evitar que los tomates hagan sombra a cultivos más bajos o que sus raíces interfieran con las de otras especies es clave para garantizar un desarrollo armonioso en todo el huerto. Por eso, se recomienda dejar suficiente espacio entre las plantas, rotar cultivos cada año y evitar agrupar demasiadas especies con necesidades similares en un mismo sector.
Agricultura sostenible: más allá del tomate
El uso de plantas compañeras no es exclusivo de las tomateras. Se trata de una técnica ampliamente utilizada en la agricultura ecológica y sostenible, cuyo objetivo es fomentar un ecosistema equilibrado donde cada especie aporte beneficios al conjunto.
Algunas plantas atraen insectos polinizadores, otras actúan como repelentes naturales, y muchas mejoran la calidad del suelo o ayudan a retener la humedad.
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En el caso de los tomates, además de los copetes, también se pueden considerar otras plantas compañeras como la albahaca (que mejora su sabor y repele insectos) o el ajo (que protege contra hongos y pulgones). Estas asociaciones no solo promueven un crecimiento más sano, sino que también ayudan a reducir el uso de agroquímicos y favorecen la biodiversidad.