Cambiar el cepillo de dientes cada cierto tiempo es imprescindible para la salud bucal, especialmente para prevenir caries y enfermedades bucales, así como también para tener unos dientes blancos. Es que el paso del tiempo puede no solo generar un desgaste que impida una correcta limpieza, sino que también puede transformarse en un caldo de cultivo para bacteras.
Cada cuánto cambiar un cepillo de dientes
Por su parte, la Asociación Dental Estadounidense (ADA, por sus siglas en inglés), fundada en 1859 y con más de 150 mil miembros, recomienda cambiar el cepillo de dientes cada tres o cuatro meses. “Reemplace los cepillos de dientes cada tres o cuatro meses o con mayor frecuencia si las cerdas están visiblemente enmarañadas o deshilachadas”, se lee en el sitio web oficial de la asociación dental nacional más grande y antigua del mundo.

Por su parte, la empresa Colgate, una de las más reconocidas internacionalmente, establece un plazo similar. Sin embargo, en caso de enfermedad dental, es aconsejable reemplazarlo antes, especialmente si se guarda cerca de otros cepillo de dientes que podría contaminar.
Además del tiempo, es importante observar el estado para darse cuenta cuándo es necesario comprar un nuevo. En específico, hay que ver las cerdas: si están desgastadas o perdieron rigidez, no van a tener las propiedades originales para limpiar los dientes correctamente.
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Por último, desde Colgate advierten que el período para hacer un recambio en el cepillo podría ser menor en los niños, dado que suelen ejercer mayor presión sobre sus dientes que los adultos. Por eso, el deterioro es más veloz y se necesita un reemplazo más frecuente.
Consecuencias de usar un cepillo de dientes desgastado o viejo
En primer lugar, una de las consecuencias más evidentes de utilizar un cepillo desgastado es que sus cerdas ya no pueden limpiar de manera correcta los dientes, por lo que pierden eficacia para remover la placa y los restos de comida. Esto aumenta drásticamente el riesgo de caries y otras enfermedades bucales.

Otro problema de mantener un cepillo de dientes viejo se presenta cuando este se guarda en un lugar compartido con otros cepillos de dientes, como un vaso. Es que allí puede contaminar los nuevos, una situación especialmente preocupante en ambientes familiares.
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Por otro lado, hay que tener en cuenta que los cepillos de dientes son propensos al cultivo de bacterias. Por más que se enjuaguen luego de cada limpieza, es imposible remover todos los restos. La humedad que mantiene y su exposición al ambiente hace que se reproduzcan más rápidamente las bacterias, que en un nuevo cepillado vuelven a ingresar a la boca. Por eso, es fundamental hacer un recambio frecuente.
Las claves principales para un cepillado de dientes perfecto
- Frecuencia y duración: la Asociación Dental Estadounidense recomienda específicamente cepillarse los dientes durante dos minutos, dos veces al día, especialmente a la mañana y a la noche antes de acostarse.
- Técnica: aunque la ADA reconoce diversas maneras de cepillarse los dientes, sugiere colocar el cepillo “contra la línea de las encías en un ángulo de 45 grados para eliminar la placa de encima y justo debajo del margen gingival, y moverlo suavemente de un lado a otro con movimientos cortos”. Para limpiar la parte interna de los dientes, aconseja “inclinar el cepillo verticalmente y realizar varios movimientos de arriba a abajo”.
- Cepillo: se recomienda utilizar un cepillo de dientes de cerdas suaves para evitar dañar las encías y el esmalte dental.