Hay muchas maneras de poder conectarnos con la pareja y no todo se simplifica por el coito: el tantra es la disciplina que lo comprueba. Las meditaciones eróticas vinculares permiten sacar lo mejor de nuestra pareja.
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El tantra es una antigua tradición espiritual que nació en la India y forma parte tanto del hinduismo como del budismo. Su propósito principal es expandir la conciencia y conectarnos con lo divino. Para ello, propone distintas prácticas como rituales, cantos sagrados (mantras), meditación, y también una mirada especial sobre la sexualidad, viéndola como una vía para alcanzar una profunda unión con lo sagrado.
Los beneficios de la meditación erótica
Se trata de una disciplina que se encuentra dentro del tantra y que fue creada a nivel local, en Santa Fe, por el terapeuta y facilitador tántrico Maximiliano García.
Esta disciplina no nació de la noche a la mañana. Fueron 14 años de investigación y experiencias personales los que hicieron posible la creación de Meditaciones Eróticas. “Al principio empecé leyendo libros, y con el tiempo sentí la necesidad de viajar y conocer a mis maestros en persona”, cuenta Maximiliano.
La meditación erótica consta de nueve estructuras de diferentes ejercicios enfocados al vínculo de pareja, teniendo al tantra como base, enfocados en el trabajo erógeno entre parejas o duplas que tengan algún tipo de vínculo sexoafectivo.
“Es un trabajo de mucha piel y de experiencia sensorial. El lugar es un espacio terapéutico, en el que uno creo que viene a creyendo que va a salir excitado, pero se da cuenta que ni siquiera puede atravesar ver a los ojos a su compañero”, indicó Maxi, quien junto a Carla dan clases por internet y presenciales en las sedes de la Escuela Tántrica de Capital Federal y Rosario. Una vez al mes se podrá realizar la inscripción para las sesiones grupales.
En esos encuentros, a través de diferentes ejercicios guiados por los facilitadores, se puede descubrir una conexión más profunda con tu pareja. No hay copulación, simplemente ejercicios de interacción corporal.
En esa línea, la idea no es llegar a la eyaculación, o al menos no es lo más importante. Sino que sed ofrece un camino hacia el autoconocimiento, la salud integral y la conexión espiritual. Este trabajo en pareja fortalece, renueva y hasta puede resignificar el vínculo.
Aunque lo tuyo no sea la divinidad, intentar practicar ejercicios con tu pareja brinda la posibilidad de conocerse más a través de una experiencia diferente. Querer trabajar sobre el vínculo es la novedad que se celebra en tiempos modernos.
Así son las clases de Meditaciones Eróticas por dentro
No se necesita tener experiencia para vivenciarlo, solo estar disponible para un trabajo de exploración erógena, de contacto de mirada y piel. “Hay que animarse a desarmarse porque es un espacio que nos invita a desarmar la forma en la que nos vinculamos sexo afectivamente”, indicó Carla, la facilitadora.
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Las sesiones se pueden realizar con ropa o desnudos. El espacio se encuentra preparado para practicarlo en total comodidad.
Se practica en duplas y los ejercicios son únicamente para parejas. Si bien es probable que en una sesión se comparta un mismo espacio con otras parejas, no hay intercambio con nadie salvo con la persona que se inscriben.
Durante los primeros ejercicios, suelen caerse los primeros velos. En el que se observa el compromiso y las ganas de querer conectar. De estar abierto a autoconocerse a través del otro.
Todo empieza al enfrentarse con la pareja. La consigna es cerrar los ojos y escuchar su respiración. “Sin darte cuenta, solo con la consciencia de ese presente, sincronizás perfectamente inhalando y exhalando en coreografía”, explica Carla.
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El siguiente ejercicio de iniciación es a través de la vista: “Estar sosteniendo la mirada es un trabajo tántrico sublime. Ahí empiezan a caerse los primeros velos porque queremos irnos, porque nos reímos, porque nos enojamos de que el otro no puede seguirlo”, explica la facilitadora de la clase.
Los ejercicios propuestos tienen tres fases: la inicial en la que habitan el estado de presencia, la central que es la exploración de zona erógenas y activación de la energía, y finalmente, la fase de cierre, que es la culminación de los ejercicios. El reconocimiento de las experiencias vividas en la meditación vincular.
En las sesiones pueden ocurrir orgasmos, tanto a nivel físico como tántrico. Los orgasmos tántricos se sienten como una vibración que atraviesa todo el cuerpo, como si viniera de todas partes, generando una sensación intensa que puede desestabilizar el cuerpo momentáneamente.
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Por lo general, las parejas terminan las sesiones en un estado de éxtasis. Sin embargo, no siempre es así: pueden surgir distintos estados emocionales. La conexión que se genera suele ser tan profunda que, en algunos casos, también puede revelar una falta de sincronía entre ambos, lo que a veces lleva a discusiones o tensiones en la pareja.
