Ducharse de día o de noche. Una discusión que cada tanto se abre y tiene múltiples enfoques, sobre todo dentro del campo del cuidado personal, que ya tiene una respuesta.
De acuerdo con Dra. Primrose Freestone, experta de la Universidad de Leicester, la mejor de las duchas es la de la mañana. “Como microbióloga, soy partidaria de la ducha diurna”, dijo en The Conversation.
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La ducha matutina: la explicación que la avala
Durante el día, el cuerpo humano acumula contaminantes, alérgenos y sudor. Sin una ducha nocturna, todo esto termina en las sábanas. Este es uno de los argumentos para quienes apuestan por la ducha nocturna.
Sin embargo, la ducha por la mañana ofrece ventajas significativas. Al dormir, el cuerpo también suda, sobre todo durante el verano. En ese proceso, desprende células muertas que alimentan a los ácaros.
La ducha matutina elimina estas células, el sudor y las bacterias acumuladas durante la noche. Así se garantiza que el cuerpo esté más limpio para comenzar el día.
Por otro lado, la ducha matutina tiene otros efectos. Algunos de ellos fueron sugeridos por el Dr. Alok Vij, dermatólogo de la Cleveland Clinic, quien dijo: “Me ducho por la mañana para despertarme de verdad, para sentirme vivo”.
Para quienes tienen distintas rutinas de cuidado personal para la piel, la mañana suele ser un mejor momento para aplicarlas. En estos casos, se sugiere asesoría médica.
La importancia de las sábanas limpias
Según un reportaje publicado por DW, un factor importante dentro del cuidado personal es la limpieza de la ropa de cama. Según la Dra. Freestone, hay que lavar las sábanas y fundas de almohada al menos una vez a la semana para eliminar el sudor, bacterias y células muertas acumuladas.
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Aunque los expertos se inclinan por la ducha matutina, la decisión es personal. El Dr. Vij destaca la importancia de probar cuál alternativa resulta mejor “para encontrar tu versión favorita. Si siempre te duchaste por la mañana, probá lo contrario durante una semana y comprueba cómo te hace sentir”.
Consejos para una ducha ideal
Independientemente del momento elegido, los expertos coinciden en que una ducha óptima consiste en:
- Una duración estimada entre cinco y diez minutos.
- Agua templada (ni muy fría ni muy caliente). Así se evita que se reseque la piel.
- Se recomienda aplicar limpiadores suaves, evitar productos con fragancias y colorantes.
- Por último, se sugiere hidratarse al salir de la ducha. Esto ayuda a sellar la humedad en la piel.
