Muchas personas aseguran que cuando se siente tristes tienden a escuchar canciones aún más tristes. Lejos de ser una actitud masoquista, en realidad tiene una explicación psicológica.
Según distintos estudios en psicología y neurociencia, las canciones tristes activan zonas del cerebro asociadas a la empatía y la reflexión. Es como si, por un rato, pudiéramos ponerle palabras y melodía a lo que nos cuesta explicar.
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Además, este tipo de música suele tener un efecto catártico. Al escucharla, muchas personas lloran, se emocionan o simplemente se permiten sentir, algo que a veces cuesta hacer en la vida cotidiana.
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Por eso, en lugar de ver la música triste como algo que alimenta el bajón, puede entenderse como una herramienta de descarga emocional.
Por qué escuchamos canciones tristes cuando estamos mal
- Nos sentimos comprendidos: la letra parece decir justo lo que no sabemos expresar.
- Nos permite llorar o largar lo que estamos reprimiendo.
- Genera una sensación de compañía emocional (aunque sea una voz grabada).
- Activa la empatía y nos ayuda a entender mejor lo que sentimos.
- Es una forma de validar el dolor sin que otros nos juzguen.
- Ayuda a ordenar el caos mental en momentos de confusión.
- El cerebro busca coherencia: si estamos mal, le da sentido a que suene algo triste.