Las relaciones amorosas son una cuestión compleja. En el último tiempo, comenzaron a surgir distintas formas de vincularse, desde el poliamor hasta las parejas LAT.
Sin embargo, uno de los conceptos que más resuena en varios países es el de las “parejas ancla”, una manera de entender el amor que rompe con muchos de los esquemas tradicionales.
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A diferencia de las parejas convencionales que a menudo basan su unión en compartir absolutamente todo, las parejas ancla se caracterizan por ofrecerse apoyo emocional y estabilidad sin que sea necesario fusionar todas las áreas de su vida.

En estas dinámicas, cada persona mantiene su independencia, ya sea en sus proyectos, en su carrera o incluso en su residencia, pero se sostienen mutuamente como un “ancla” en momentos importantes. Esta modalidad resulta especialmente atractiva para las nuevas generaciones, que priorizan tanto su crecimiento personal como su conexión emocional profunda, pero sin necesariamente cumplir con todas las expectativas tradicionales de una relación de pareja.
Este tipo de vínculo se basa en la confianza, la comunicación honesta y el respeto por la individualidad. No necesitan estar todo el tiempo juntas para sentirse conectadas. Su fortaleza reside en saber que, pase lo que pase, pueden contar el uno con el otro para sostenerse emocionalmente.
¿Por qué las parejas ancla son cada vez más populares?
El auge de las parejas ancla está muy relacionado con los cambios culturales y sociales que se viven en todo el mundo. Hoy, muchas personas valoran más que nunca su autonomía, su crecimiento personal y su bienestar emocional, y buscan relaciones que puedan adaptarse a estos nuevos valores.
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Además, las parejas ancla ofrecen una alternativa saludable a los vínculos basados en la dependencia emocional o en la necesidad de control. Este tipo de relación demuestra que es posible construir lazos profundos y duraderos sin renunciar a la propia individualidad.