En la vida cotidiana, el uso de electrodomésticos nos facilita tareas que, de otro modo, serían mucho más tediosas. Sin embargo, no todos son iguales cuando llega el momento de poner todo en orden. Más allá de la plancha o el secador de pelo, hay un dispositivo que destaca por la cantidad de tiempo y esfuerzo que demanda su limpieza: la freidora de aire.
Este aparato, que se popularizó en los últimos años por ofrecer una forma más saludable de cocinar alimentos crujientes, tiene su lado menos glamouroso. Cada vez que se utiliza, las paredes interiores, la canasta y los filtros acumulan restos de grasa, migas y vapor condensado que, si no se limpian correctamente, no solo afectan el sabor de los próximos platos, sino que también pueden provocar malos olores y reducir la vida útil del equipo.
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A diferencia de otros electrodomésticos, que bastan con un paño o un simple enjuague, la freidora de aire requiere una limpieza meticulosa después de cada uso. Muchas veces, implica desmontar piezas, remojarlas en agua tibia con detergente y frotar con esponjas suaves para no dañar el recubrimiento antiadherente. Además, se recomienda limpiar la parte exterior y revisar el ventilador o los conductos de aire, donde también pueden acumularse residuos.
Si bien existen modelos con componentes aptos para lavavajillas, la mayoría exige una limpieza manual cuidadosa para garantizar un buen rendimiento. Y si se deja pasar el tiempo, la tarea se vuelve aún más complicada, ya que los restos de comida se endurecen y requieren remojo prolongado.
Para agilizar el proceso, los expertos aconsejan usar papel de cocina en la base del aparato, limpiar las piezas apenas se enfríen y evitar cocinar alimentos demasiado grasosos sin protección previa. De esta manera, se puede ahorrar tiempo y mantener el electrodoméstico en condiciones óptimas.
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En definitiva, aunque la freidora de aire es una aliada en la cocina moderna, también impone su propio pequeño desafío: dedicarle unos minutos extra para asegurar que siga funcionando como el primer día. Una inversión de tiempo que, sin dudas, vale la pena.
