Aunque por años fue un tema silenciado o envuelto en mitos, la masturbación hoy gana cada vez más espacio en el debate sobre salud sexual. Según diversos estudios, el 95% de los hombres y el 90% de las mujeres admiten hacerlo, aunque todavía existen resistencias culturales, religiosas o personales.
Especialistas aseguran que el autoerotismo no solo es una conducta natural, sino también una herramienta fundamental de autoconocimiento. Desde talleres de masturbación consciente hasta enfoques terapéuticos, la práctica se resignifica como un camino hacia el placer, la libertad y el cuidado del cuerpo.
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“El autoerotismo tiene que ver con el autodescubrimiento de la sexualidad. Forma parte de nuestro desarrollo sexual y es parte de nuestro aprendizaje”, indica el sexólogo Dr. Leonel Smolje (MN 11.0794). Sin embargo, las masturbaciones muchas veces son espontáneas e involuntarias.
Cuando sucede a corta edad, tanto niños como adolescentes, no entienden de que se trata y es importante poder transmitirles la tranquilidad de que es un proceso natural, que debe hacerse en la intimidad o de manera consensuada. “Es necesario que aprendan a naturalizar algo que es absolutamente innato”, explica el sexólogo.
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Sin masturbación perdemos una parte muy importante de nuestra sexualidad, por eso es importante saber qué nos gusta, qué nos da placer. Es que si no nos conocemos, es difícil transmitírselo a alguien y seremos prisioneros del placer ajeno.

Taller de masturbación consciente
Indalecio es profesor y educador sexual somático, certificado en Sexological Bodywork. Desde su conocimiento, se propuso ayudar a otros y armó un taller que propone liberarse del tabú y darle paso al reconocimiento del propio cuerpo.
Este lugar permite que el autoerotismo sea abordado desde lo público y al mismo tiempo desde lo íntimo, ya que propone explorar nuestro placer de manera consciente y reconocer el de otros.
En la clase, el profesor guía a los asistentes a tomar consciencia de la respiración y de cada sensación que el cuerpo va sintiendo. Los participantes tienen contacto con su propio cuerpo tocando sus zonas erógenas y genitales, pero con la meta de reconocer qué les genera más placer.
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La masturbación es con uno mismo y se respeta el espacio personal. Sin embargo, uno puede observar el placer en el otro y conectar con sus emociones.

“Cada quien está en su experiencia y disfruta de ver a otras personas. De esta manera puede reconocer en el otro, otra técnica para autocomplacerse”, indica Indalecio.
Este espacio de masturbación consciente es un lugar seguro y que brinda información para poder conectar desde otro lado. “Los talleres surgen de la idea de abrir esa caja del tabú y celebrar aquellos actos que nos dan vergüenza”, asegura.
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El público que realiza estos talleres varía de 25 a 65 años y está abierto a todas las orientaciones sexuales y de género. Se realiza una vez al mes en el espacio de Erotique Pink Nicaragua 5539, Palermo.

Beneficios y límites del auto placer
Hasta todo lo bueno y natural tiene su límite. Las actitudes compulsivas no forman parte de la buena salud. Comprender qué es lo bueno y lo malo de masturbarse, es querer estar mejor.
El placer genera una reacción química en nuestro cuerpo y permite la segregación de endorfinas que genera un estado de bienestar y satisfacción. Al mismo tiempo, la autoexploración nos invita a conocer nuestro cuerpo y saber cuáles son nuestras zonas erógenas.
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Pero hay un equilibrio entre la cantidad y en la razón por la cual se lo practica. “Cuando la masturbación deja de ser un acto de autoerotismo y se convierte en una manera de evadir la realidad, es el verdadero límite”, indicó el sexólogo Leonel Smojle.
Es problemático cuando la finalidad no es el placer, sino la sensación de bienestar en nuestro cuerpo. En este caso, es más propenso a que se trasgredan otros límites como las leyes sociales o socioculturales. Todo acto siempre debe de ser consensuado incluso, hasta el considerado más natural.