Cada persona enfrenta desafíos que se repiten una y otra vez hasta que logran superarlos. A veces, las señales están a la vista, pero cuesta interpretarlas. Las claves para entender ese aprendizaje pendiente pueden estar marcadas por el momento en que llegaste al mundo.

Quienes nacen en enero suelen ser personas ambiciosas y enfocadas, pero muchas veces no logran soltar el control. La enseñanza pendiente es aprender a delegar y confiar en que otros también pueden ayudar a cumplir sus objetivos.
Para los de febrero, la independencia y creatividad son sus banderas, aunque su gran deuda personal es trabajar en la conexión emocional. Aprender a abrir el corazón y mostrarse vulnerables es la llave que les falta.
Los de marzo tienden a ser compasivos y sensibles, aunque muchas veces absorben problemas ajenos. Su lección es poner límites claros para no desgastarse emocionalmente.
Los nacidos en abril tienen una energía arrolladora, son líderes por naturaleza, pero su gran desafío es manejar la impulsividad. Aprender a frenar antes de actuar puede cambiarles la vida.
Los de mayo buscan equilibrio y disfrutan de la estabilidad, pero les cuesta salir de su zona de confort. Su gran enseñanza pendiente es arriesgarse a lo desconocido sin miedo.
Los de junio son comunicadores natos y brillantes observadores, pero su debilidad es la indecisión. Aprender a tomar decisiones sin dar tantas vueltas es su paso clave.
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Los de julio son protectores y familiares, pero muchas veces se refugian en el pasado. Su lección pendiente es aprender a vivir el presente sin cargar con viejas heridas.
Para los de agosto, la confianza y el orgullo son sus marcas registradas. Sin embargo, la humildad y la empatía son aprendizajes que tardan en incorporar.
Quienes nacen en septiembre buscan la perfección de manera constante, pero deben aceptar que la vida no siempre se ajusta a sus estándares. La flexibilidad es la lección que tienen por delante.
Los de octubre valoran la armonía, pero a veces postergan decisiones importantes por miedo a generar conflictos. Su tarea pendiente es enfrentar las situaciones sin buscar complacer a todos.
Los de noviembre son intensos y pasionales, aunque deben aprender a soltar el control y a confiar en el proceso, incluso cuando no tienen todas las respuestas.
Los de diciembre son aventureros y optimistas, pero suelen esquivar las responsabilidades afectivas. Su gran aprendizaje es comprometerse de manera auténtica con los demás.