Sobre el lago Table Rock en Missouri, Estados Unidos, se encuentra una inmensa propiedad de más de 2500 metros cuadrados repartidos en cinco niveles. Construida en la década de 1990 y llamada “Evergreen Crystal Palace”, recibió un apodo poco envidiable: “la mansión más fea del mundo”. A pesar de las críticas por su estética, es una de las residencias más lujosas y costosas de ese estado: se vende por 60 millones de dólares.
La casa fue edificada para el multimillonario Robert Plaster, el empresario estadounidense que fundó la distribuidora Empire Gas y que decidió tener su hogar en un terreno elevado sobre el lago Table Rock. Su intención era llamar la atención y asombrar. Y lo consiguió: el exterior es completamente de cristal y metal, con un diseño muy poco visto que estuvo a cargo de Dennis Spencer.
El apodo de “la mansión más fea del mundo”
La intención de destacar con un diseño original y diferenciarse del resto de propiedades provocó que muchos sitios especializados de arquitectura y cientos de usuarios en redes sociales comenzaran a calificarla como la mansión más fea del mundo. Hay quienes comparan el interior con un shopping, un crucero o incluso un edificio de oficinas.
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En específico, es la parte de adentro de la vivienda lo que capturó la gran mayoría de los cuestionamientos. Por ejemplo, muchos calificaron de manera negativa la utilización de materiales como el mármol verde y los recubrimientos doradas en escaleras, columnas y pasillos.
Así es el interior de la vivienda más fea del mundo
Una de las particularidades del Evergreen Crystal Palace es la distribución de sus ambientes. Hay un total de 14 dormitorios y varias zonas comunes: cocinas completamente equipadas, un spa, un cine y varios livings con sillones para descansar, mientras se disfruta de la vista del lago a través de los inmensos ventanales. También hay oficinas privadas, lo que permite trabajar sin salir de la propiedad.
Otro espacio es importante es el garaje, que tiene una dimensión de más de 700 metros cuadrados, con espacio para guardar al menos 14 vehículos. Además, hay otras excentricidades como un campo de tiro en el subsuelo y un helipuerto para recibir helicópteros.
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En cuando a la decoración, se mantiene el estilo de la década de 1990, con grandes lámparas y esculturas de animales en la gran mayoría de los ambientes, incluso en las habitaciones. En la entrada, hay una inmensa fuente y, en un rincón, dos cápsulas del tiempo con fechas de apertura previstas para 2042 y 2092. El objetivo de la familia Plaster es capturar la esencia de la época de construcción de la casa y dejar un legado para generaciones futuras.
Las dificultades para vender la mansión más fea del mundo
La propiedad salió por primera vez al mercado inmobiliario en 2008, luego de la muerte de Robert Plaster, con un precio inicial de 80 millones de dólares. Sin embargo, ese valor fue demasiado elevado para la mayoría de los inversores.
Luego, se le perdió un poco el rastro. Algunos medios aseguran que fue comprada en 2021 por John Textor, junto a otros inversores como David Blitzer, Josh Harris, Steve Parish y Robert Franco. En tanto, otros afirman que siempre se mantuvo disponible.
Lo cierto es que recientemente volvió a salir a la venta, esta vez con un precio de US$60 millones. “ideal para compradores con visión de futuro o un deseo de destacar en el mercado de lujo”, destacan las agencias de venta.
