El limonero es uno de los árboles frutales más apreciados por su aroma, belleza y, sobre todo, por la posibilidad de tener limones frescos en casa. Sin embargo, lograr que florezca y dé frutos no siempre es fácil, ya que requiere cuidados específicos en luz, temperatura y riego.
Luz
El limonero necesita mucha luz para florecer. Sin una cantidad adecuada de luz solar, la planta no desarrollará flores y, por lo tanto, no dará frutos.
- Debe recibir entre seis y ocho horas de sol directo al día.
- Si está en interior, colocalo cerca de una ventana orientada al suroeste, donde más incide la luz solar.
- Para evitar un crecimiento desigual, girá la maceta cada pocos días para que todas las hojas reciban luz de manera uniforme.
Temperatura
El limonero es sensible al frío y no soporta las heladas.
- Durante los meses fríos, es recomendable mantenerlo en interior o en un lugar protegido.
- En verano o en climas cálidos, puede estar al aire libre, pero hay que vigilar la temperatura nocturna, ya que los cambios bruscos pueden afectar su desarrollo.
Leé también: Ni en la heladera ni en una bolsa: el lugar perfecto para mantener los limones frescos y jugosos
Riego
El agua es fundamental para la salud del limonero, pero el exceso puede ser perjudicial.
- En verano, necesita más agua para evitar que la tierra se seque por completo.
- Es importante regarlo cuando la tierra esté seca al tacto para evitar encharcamientos que pueden pudrir las raíces.
- Si las hojas o flores parecen secas, se puede pulverizar agua sobre ellas para mantener la humedad sin saturar el sustrato.
El truco de los jardineros: simular una sequía
Un método poco conocido, pero muy efectivo para estimular la floración del limonero, es someterlo a un corto período de sequía.
- Dejar la planta sin riego durante diez o quince días genera un estado de estrés que la impulsa a producir flores.
- Luego, al reanudar el riego y agregar fertilizante rico en potasio, la planta interpreta que es el momento ideal para florecer.
