Morderse las uñas, también conocido como onicofagia, es un hábito que afecta a millones de personas alrededor del mundo. Aunque puede parecer una simple manía, este comportamiento tiene raíces psicológicas profundas que podrían estar vinculadas a emociones como la ansiedad, el estrés o incluso la inseguridad.
Suele comenzar en la infancia, muchas veces como resultado de imitar a adultos o como respuesta a situaciones de estrés. Este comportamiento puede ser una forma de liberar tensión acumulada, al actuar como un mecanismo para lidiar con emociones difíciles o momentos de presión. La psicóloga Karen J. Pine, autora de Mind What You Wear: The Psychology of Fashion, destacó: “Estos comportamientos repetitivos pueden ser una forma de buscar alivio emocional o expresar necesidades insatisfechas”.
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Las personas que se muerden las uñas lo hacen como una reacción involuntaria a emociones negativas. Psicólogos explican que este hábito puede ser un intento de regular el sistema nervioso frente a la ansiedad, al ofrecer una sensación de alivio temporal. Sin embargo, perpetúa un ciclo de dependencia emocional que puede afectar la autoestima y la salud general.
En casos más complejos, morderse las uñas puede ser un síntoma de trastornos emocionales o del control de los impulsos, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). La onicofagia extrema, junto con arrancarse el pelo o rascarse la piel, puede ser indicativa de que se requiere atención especializada.
Consecuencias de morderse las uñas
Más allá del impacto estético, este hábito puede tener graves consecuencias para la salud física y emocional:
- Daño físico: lesiones en las uñas y cutículas, deformaciones en los dedos y problemas dentales como desgaste o desplazamiento de las piezas.
- Riesgo de infecciones: la paroniquia, una infección bacteriana o micótica alrededor de las uñas, es común entre quienes mantienen este hábito.
- Impacto psicológico: la vergüenza por el aspecto descuidado de las manos puede afectar la autoestima y las interacciones sociales.
La Universidad Veracruzana (México) destacó: “En los casos más severos, las complicaciones van más allá de lo físico y generan malestar psicológico, ya que los afectados suelen sentirse avergonzados por el estado de sus uñas”.
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Recomendaciones para dejar de morderse las uñas
Aunque dejar de morderse las uñas puede ser un desafío, existen estrategias efectivas para abordar este problema:
- Cuidar las uñas: limarlas, pintarlas o aplicar esmaltes con sabores desagradables para evitar el impulso de morderlas.
- Identificar los desencadenantes: observar las situaciones que inducen este comportamiento y buscar formas de manejarlas.
- Buscar distracciones: mantener las manos ocupadas con otras actividades, como manipular una pelota antiestrés o dibujar.
- Consultar a un profesional: un psicólogo o psiquiatra puede ayudar a tratar las causas emocionales detrás de este hábito, ya sea mediante terapia cognitiva o medicación.
