Como en cada Navidad, los controles de alcoholemia estuvieron a la orden del día, se hicieron 6133 controles y hubo más de 60 casos positivos. Los infractores, en muchos casos, improvisaron una amplia gama de excusas.
“Fue el champagne del brindis. Es así en las Fiestas”, dijo un conductor luego de que se le detectara un 1.14 de alcohol en sangre, cuando el máximo permitido en la Ciudad de Buenos Aires es de 0.5%. “Íbamos a casa, acá en Palermo. Cerquita”, agregó.
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Los controles del Gobierno de la Ciudad, además, incluían cámaras donde quedó registrado el comportamiento de cada conductor después de dar positivo. Tres amigos, que hicieron el test en Av. Santa Fe y Juan B. Justo, le pidieron a los agentes “que tengan en cuenta que no tengo la SUBE”.
“No me vengas a dar un curso”
Uno de los momentos más tensos se dio cuando un conductor increpó a una agente: “No me vengas a dar un curso, porque esto yo ya lo sé”. En ese momento, la inspectora lo cortó en seco: “Si lo supieras, no lo habrías hecho”.
Cómo es el operativo por Navidad
Los controles no se enfocan solo en las pruebas de alcoholemia, sino también en garantizar la seguridad en las rutas mediante la verificación exhaustiva del estado de los vehículos, el control de los requisitos de los conductores de colectivos de larga distancia y la verificación de documentación.
Además, se revisa el uso de cinturón de seguridad, sillas infantiles, casco y se realizará patrullaje preventivo para desalentar el uso del celular al volante y la circulación por banquinas.
Esto se debe a un mayor flujo de tránsito, para el cual se refuerzan los controles en más de 150 puntos operativos en todo el país distribuidos estratégicamente, incluyendo rutas, terminales y principales destinos turísticos.
