Los juguetes sexuales no solo estimulan y ayudan a generar placer y orgasmo, sino que también mejoran la salud. Utilizar estos juguetes permite conocer nuestro cuerpo y saber lo que nos gusta.
Si identificamos nuestros gustos personales, nos garantizamos un encuentro sexual óptimo. Además, podemos aprovechar la información para explicarle a la pareja sexual cómo estimularnos. Si no sabemos que nos genera placer, es más difícil que del otro lado puedan adivinarlo. Todas las personas percibimos el placer de manera diferente, entenderlo es clave para lograr el orgasmo.
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Tener un juguete no se trata solo de penetración. Por ejemplo, hay juguetes que permiten estimular partes del cuerpo sin contacto directo. Incluso, se puede vivir una fantasía con realidad virtual.
A medida que los recursos y la tecnología avanza, las facilidades de generar placer se van diversificando. Pero no siempre fue así, los dildos empezaron siendo de madera, piedra y hasta con abejas.
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La historia de los dildos: desde el consolador de Cleopatra al sanador de la “histeria”
Según cuenta la leyenda, el primer vibrador lo utilizó Cleopatra. “Ella mandó a hacer un tubo con un papiro y miel para introducirles abejas. De esta manera, se proporcionaba placer al mover el tubo y hacer revolotear las abejas dentro”, afirmó la sexóloga Denise Regadío (M.N. 43.723/@invasiong).
Los consoladores datan de mucho tiempo atrás, incluso, hay registro de objetos fálicos hechos de madera y de piedra. Una de las historias que empezó a circular sobre el primer dildo es que se los utilizaba para curar enfermedades.
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Según Rachel Maines, autora del libro “La tecnología del orgasmo”, los primeros juguetes sexuales se inventaron en siglo XIX para poder combatir la “histeria femenina”. Supuestamente, era una enfermedad que afectaba únicamente a las mujeres y que provocaba: insomnio, dolores de cabeza, irritabilidad y/o pesadez abdominal.
Los médicos para combatirla realizaban lo que se denominaba “paroxismo histérico”. Lo que en realidad era la estimulación y masturbación de los genitales femeninos, hasta obtener el orgasmo.
Como esta tarea era muy laboriosa, y los médicos preferían no hacerlo, Joseph Mortimer Granville inventó el primer “vibrador”, con el fin de acabar con la “histeria”. Esta historia fue puesta en duda por otros autores, pero marcó en la sociedad una manera diferente de percibir el orgasmo.
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Los cinco juguetes sexuales de última tecnología
La especialista en juguetes y sexóloga Denise Regadío recomienda empezar el año pensando en un nuevo generador de placer. A continuación, conocemos cinco juguetes sexuales tecnológicos que permiten obtener placer con y sin contacto.
1. Masturbador de pene, al molde
“Los masturbadores tienen un tubo y texturas diferentes que se siente por dentro (por ejemplo, si se hace de vulva o ano). Incluso, algunos traen un video del momento en el que le toman el molde a la actriz para hacer el juguete. También, podés elegir el masturbador por la actriz porno que desees”.
2. Juguetes para las parejas a distancia
“Estimulación genital en simultáneo entre dos personas. Poseen un comando a distancia con una aplicación del celular que nos permite saltar la distancia. Se maneja con una aplicación de celular regulando intensidades y movimientos. Esta sería la manera perfecta de lograr mantener una relación a distancia, por ejemplo”.
3. Juguetes con temperatura
“Es una bala vibradora ultra potente, que toman temperatura. Algunos agarran hasta 37° grados”. La idea es poder generar una sensación más realista simulando de piel caliente.
4. Succionador de clítoris: juguetes sin contacto
“Generan orgasmos sin contacto, tienen una boquita ancha que rodea el clítoris y sin tocarlo envía ondas de succión y pulsión. Este aire hace que se concentre en el clítoris y genere orgasmos muy rápido”.
5. Realidad Virtual
La realidad virtual, actualmente, también se la utiliza como soporte para consumo erótico sexual. Esto convierte una experiencia de visualización pasiva a una interactiva. Se puede obtener imágenes 360 sobre escenario ya dispuestos en la aplicación o bien generar los propios. Incluso, podemos estar dentro de una escena virtual con algún amigo o pareja a distancia, o bien, interactuar con la inteligencia artificial, generando un encuentro sexual realista en tiempo real.
