Uno de los pilotos fallecidos en el trágico accidente aéreo ocurrido frente al Aeropuerto de San Fernando, Martín Fernández Loza, ya había sido noticia en 1998 por un hecho que lo marcó: cuando era un joven de 20 años, fue víctima de un salvaje robo que casi termina con su vida.
En aquel episodio, viajaba en el tren Belgrano Norte para asistir a una clase en la Escuela de Aviación en Don Torcuato. Durante un intento de robo, fue tirado de un tren en movimiento, lo cual le provocó graves lesiones que lo dejaron en coma durante semanas. A pesar del fatal pronóstico, logró recuperarse y continuó persiguiendo su sueño de convertirse en piloto, una profesión que lo llevó a destacarse en varias empresas aéreas.
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Según las crónicas periodísticas de la época, Fernández Loza “fue robado y luego arrojado del tren en el que viajaba hacia Don Torcuato”. Asimismo, indicaban que “un delincuente le abrió la mochila y, cuando el muchacho se dio cuenta de lo que pasaba, lo tiró del vagón”.
La víctima fue encontrada a unos 30 metros de la estación Vicealmirante Montes por personal del ferrocarril y fue trasladado al hospital de San Fernando. Le faltaban algunas de sus pertenencias como la billetera y el walkman.
Posteriormente, sus padres, Ester del Arco y Eduardo Fernández Loza, decidieron trasladar a su hijo a un sanatorio de San Isidro ya que sospechaban que, durante el viaje hacia el centro de salud, también le habían robado un reloj.
En ese entonces, el joven de 20 años estuvo en terapia intensiva, en estado de coma y conectado a un respirador durante semanas.
Cómo fue el accidente aéreo en San Fernando
Este miércoles, Martín Fernández Loza (44) piloteaba un avión privado, un Challenger 300 (matrícula LV-GOK), desde Punta del Este, hasta que de un momento a otro se despistó e incrustó contra una casa en las inmediaciones del aeropuerto de San Fernando.
La primera información, confirmada por la Municipalidad de San Fernando, indica que pasado el mediodía el avión se fue de pista, se incrustó en una vivienda y allí se originó el incendio. Por el momento, se desconoce el motivo del accidente, aunque la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado ya fue designada para iniciar una investigación.
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En la aeronave viajaban solo dos tripulantes, Fernández Loza y Agustín Orforte (35), quienes perdieron la vida. Según pudo confirmar este medio, el Challenger 300 (matrícula LV-GOK) pertenece a la familia Brito. Sin embargo, había sido alquilado a un tercero como vuelo charter.
Los Bomberos de San Fernando desplegaron un operativo para evacuar a los vecinos que viven cerca de la zona y apagar el fuego que rápidamente cubrió el avión.