Cortarse el pelo uno mismo puede parecer una decisión impulsiva o simplemente una cuestión práctica, pero desde la psicología, este acto tiene un trasfondo más profundo que vale la pena analizar.
Según los expertos, realizar un cambio tan visible como un corte de cabello, especialmente sin ayuda de un profesional, puede estar vinculado a un deseo de control, una búsqueda de renovación o la necesidad de expresar emociones intensas. Este gesto es especialmente común en momentos de transición personal, como después de una ruptura, un cambio de vida importante o incluso en situaciones de estrés prolongado.
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De acuerdo con la psicóloga Claudia Ramos, cortar el pelo por cuenta propia puede ser una forma simbólica de tomar el control en circunstancias en las que la persona se siente abrumada o limitada. “El cabello tiene un fuerte componente emocional y cultural. Cambiarlo de manera drástica suele ser una forma de comunicar que algo en la vida también está cambiando”, explica. Este acto, aunque espontáneo, puede representar una liberación emocional, como dejar atrás el pasado o superar un período difícil.
Por otro lado, algunos especialistas asocian este comportamiento con la necesidad de autoafirmación. Cortarse el pelo solo implica desafiar las normas sociales y romper con la dependencia hacia terceros. Esto puede ser interpretado como un acto de valentía o como una forma de rebelión frente a las expectativas externas. Sin embargo, también es importante diferenciar entre un acto consciente y un impulso, ya que en algunos casos podría ser un reflejo de estados emocionales más complejos, como ansiedad o frustración.
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De esta forma, cortarse el pelo uno mismo es más que un simple cambio de imagen; es una acción cargada de significado psicológico. Si bien puede ser una herramienta para expresar emociones o adaptarse a nuevas etapas, también es importante reflexionar sobre las razones detrás de este acto.