Villa Gesell sigue conmocionada por el derrumbe del Hotel Dubrovnik, el sueño de un matrimonio croata que quedó materializado en 1986. Ocho personas murieron atrapadas entre los escombros. La única sobreviviente, María Josefa Bonazza, falleció el jueves, a pocas horas de cumplirse un mes de la tragedia.
Mientras los restos de lo que fue el edificio descansan en la entrada de la ciudad, la Justicia tiene a 14 imputados por estrago culposo agravado, de los cuales solo 6 estuvieron detenidos y fueron excarcelados, pero aún no pudo confirmar el motivo del derrumbe ni establecer quiénes son los responsables.
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Además de Bonazza, murieron la exdueña y heredera del hotel, María Rosa Stefanic; su sobrino, Nahuel Stefanic; la novia de él, Dana Desimone; los plomeros Mariano Troiano y Matías Chapsman; el carpintero Javier Gutiérrez; y el empleado Ezequiel Matu.
El derrumbe también afectó al edificio lindero, el Alfio 1, donde estaba Bonazza y su esposo Federico Ciocchini, que murió en el acto. Los investigadores también intentan determinar si el deceso fue causado por el derrumbe.
En paralelo con la investigación judicial, el Concejo Deliberante convocó el lunes a una sesión para tratar un pedido de informes al Municipio de Pinamar sobre los controles en la obra. “Ni en toda la costa atlántica ni en Villa Gesell se caen los edificios porque sí. Los suelos arenosos son estables, y lo que tenemos que hacer es buscar qué fue lo que pasó. No sólo por la memoria de los que perdieron la vida en esta tremenda tragedia, sino también por toda una comunidad que sufre los golpes de un estrago”, explicó el edil Amadeo Montenegro en diálogo con la periodista de TN Lorena Maciel.
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“Es un edificio que estaba en obra. Hay profesionales responsables que tienen que dar respuesta, pero también tiene que haber el rol de control por parte del Municipio. En ese sentido, pedimos desde el Concejo Deliberante poder ver el expediente administrativo”, explicó.
Al menos 14 imputados, pero ningún detenido
Por el caso, la policía detuvo a otro contratista el 22 de noviembre en la localidad de Ostende. La fiscal Verónica Zamboni, que interviene en la causa, también pidió la captura de un arquitecto que no firmó ningún plano de las últimas obras, pero que realizó refacciones anteriores y podría tener responsabilidad por el derrumbe.
Además, hay 14 imputados por el delito de estrago doloso agravado. El juez de Garantías N°6 de Dolores, David Mancinelli, liberó el 8 de noviembre a los últimos detenidos, Jorge Enrique Bonavita y el contratista Rubén Taquichiri. También estuvieron presos Celso y Sergio Paco (padre e hijo), Miguel Andrés Choque Juchani y Diego Alberto González.
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Primero fueron liberados los albañiles González y Choque, que trabajaban en las reformas en el hotel y lograron salir ilesos en la tragedia. Ambos dormían en el sector delantero, debajo del comedor, una zona que no fue afectada por el derrumbe.
Luego, excarcelaron a los Paco, los capataces que estaban a cargo de rotar a los obreros. Paco padre los comandaba y el hijo les pagaba de manera informal. De acuerdo con la investigación, facturaban como contratistas con la empresa Parada Liniers. Ambos declararon como testigos en el expediente.
