La Dra. Tovah Klein, psicóloga infantil y directora del Centro de Desarrollo Infantil en el Barnard College, reflexionó recientemente sobre su experiencia como madre y los errores que cometió al criar a sus tres hijos. En su último libro, Criando Resiliencia, Klein comparte una lección fundamental que aprendió en el camino: el valor de reconocer y reparar los errores.
“Ser padre es un proceso profundamente humillante que nos recuerda a diario que no somos perfectos”, declaró Klein en una entrevista. Reconocer las imperfecciones es crucial, ya que permite a los padres enseñar a sus hijos a manejar las dificultades de la vida real. “La perfección es imposible, y nuestros hijos aprenden a enfrentar situaciones desafiantes a través de nuestras propias experiencias”, añadió.
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Klein admite que, en momentos de tensión, llegó a elevar la voz y discutir acaloradamente con sus hijos. “Podía gritarles, especialmente durante las noches caóticas entre la cena y la hora de dormir”, confesó. Estas situaciones no solo la hicieron sentir avergonzada, sino que también reflejaron una desconexión emocional que podría tener efectos perjudiciales en la relación con sus hijos.
Para reparar esa desconexión, Klein enfatiza la importancia de disculparse rápidamente. “Un simple ‘Lo siento, grité’ puede hacer una gran diferencia”, sugiere. La autora explica que al disculparse, los padres no solo alivian la tensión en el momento, sino que también modelan comportamientos positivos que los niños podrán emular en sus propias relaciones.
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A medida que comparte sus reflexiones, Klein espera que otros padres puedan aprender de sus errores. “Lo que más valoro son los momentos en los que pude darme cuenta de que tenía que ser el adulto, incluso cuando era difícil”, concluyó. Esta lección de humildad y la voluntad de reparar las relaciones se convierte en una clave fundamental para la crianza efectiva y la formación de niños resilientes y saludables.
Puntos destacados de su experiencia:
- Reconocer las imperfecciones: Klein afirma que es crucial, ya que permite a los padres enseñar a sus hijos a manejar las dificultades de la vida real.
- Importancia de disculparse rápidamente: ella enfatiza que un simple “Lo siento, grité” puede hacer una gran diferencia en la relación con los hijos.
- Modelar comportamientos positivos: al disculparse, los padres alivian la tensión en el momento y enseñan a los niños cómo manejar conflictos en sus propias vidas.
