En el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, a pocas cuadras del Congreso de la Nación, Leticia Casco encontró en medio de la angustia una oportunidad y creó de su hogar un lugar en el mundo del arte.
Un trabajo perdido en la pandemia la llevó a que la mujer de 27 años pusiera toda su energía en lo que al principio parecía un simple hobby: la creación de bebés realistas, o “bebés reborn”, un furor que, producto de la expansión mundial, irrumpió en la Argentina de manera impensada.
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“Estudié Administración Hotelera y trabajé en varios lugares por un tiempo”, contó Leticia a TN, mientras acomodaba una de las esculturas en su taller improvisado en el departamento que compró gracias a su emprendimiento.
“Pero siempre me llamaron la atención las muñecas desde chica, y un día, viendo fotos con mi mamá, me encontré con una de cuando era bebé. Pensé: ‘¿existirá una muñeca que parezca un bebé de verdad?’”, indicó.
Ese simple pensamiento marcó el inicio de lo que sería una búsqueda insaciable. “No sabía que existía un mundo de estos bebés, me puse a investigar y descubrí que nacieron en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando vi las primeras fotos, le pedí a mi papá que me comprara uno. Tenía 16 años”, relató entre risas.
Su padre accedió a regalarle uno, pero con una condición: cuando pidió un segundo ejemplar (esta vez con los ojos abiertos) le dijo que debía devolverle el dinero. “Eso me obligó a pensar cómo iba a hacerlo. Entonces se me ocurrió empezar a vender pelucas”, explicó. Así fue como Leticia pasó los siguientes ocho años en el mundo del comercio, vendiendo pelucas a transformistas, actores de teatro y amantes del animé, lo que le permitió adquirir una valiosa experiencia como emprendedora.
El salto hacia la creación de bebés reborn
El verdadero cambio llegó en 2018, cuando Leticia decidió llevar su pasión al siguiente nivel. Viajó a Barcelona para hacer un curso intensivo de cinco días sobre cómo confeccionar estos bebés hiperrealistas. “Gasté mucho dinero, entre el curso, el pasaje y los materiales, y el primer bebé que hice me quedó feo. Invertí tanto que me decepcioné un poco, pero ya había comprado los materiales, así que seguí practicando, con la esperanza de que me salieran mejor”, sostuvo.
Y lo logró. Con el tiempo y la práctica, sus creaciones comenzaron a venderse en Internet, lo que le permitió recuperar la inversión inicial y adquirir más materiales. “Al principio los vendía baratos, solo para recuperar lo gastado, pero luego empecé a recibir encargos de personas que querían uno para regalar. Ahí me empecé a sentir más segura, hasta que me convencí de cómo hacerlo y me dije ‘así se hace un bebé'”.
Actualmente, Leticia dedica su tiempo completamente a la confección de estos bebés reborn y tiene hasta dos meses de espera para entregar los encargos. Vive de este arte que combina minuciosidad y paciencia, y logró crear una base de clientes que la sigue fielmente. “Pinto de 10 a 13 y de 15 a 19 horas. Después voy a natación, pero todos los días me dedico a esto”, detalló.
El proceso creativo y cuánto cuesta un bebé realista
Leticia importa la mayoría de los materiales desde Estados Unidos y Canadá, como las esculturas en blanco, la pintura y los pinceles finos. “Cada bebé me lleva entre una semana y tres, dependiendo de si tiene pelo o no. Si es peladito, tarda menos; si es con pelo, injerto uno por uno, es como un implante capilar”, precisó.
Para los detalles más finos, como las pestañas y las cejas, utiliza pelo de alpaca, que se injerta con una aguja especial. Cada capa de pintura se sella en un horno de convección, lo que asegura la durabilidad del acabado. El resultado final es tan realista que cada cliente que recibe su bebé queda impactado: “Vienen en blanco, y yo los voy pintando capa por capa, son más de 15 capas que hago hasta que tienen el color y la textura perfectos”.
Leticia confesó que el proceso de creación es largo y meticuloso, aunque gratificante: “Al principio trabajaba solo por encargo, y eso me agotaba, porque no tenía tiempo para pintar lo que yo quería. Ahora hago una combinación: algunos son encargos y otras veces pinto lo que me surge, y los publico en Instagram”.
“La pintura que uso se llama Génesis, es importada y muy delicada. Al superponer capa sobre capa se crea un efecto de piel humana. Los bebés pueden tener detalles como rasguños, lunares, marcas de nacimiento, lo que el cliente me pida para que sean súper personalizados”, continuó la artista, quien indicó que los bebés sin pelo tienen un valor de 300 dólares (alrededor de $350.000) y los que tienen pelo cuestan 500 dólares ($550.000).
“El injerto de pelo se hace pelo por pelo con una aguja especial. Se utiliza pelo de alpaca, que es un animal similar a una llama. El pelo queda con forma de remolino, como el de una persona. En cuanto a la pintura, es mi parte favorita, aunque encuentro dificultades al hacer las cejas porque necesito que queden parejas”, agregó.
Leticia explicó que estos bebés se volvieron furor en los últimos años por los videos que se muestran de las rutinas que hacen las nenas con ellos: los despiertan, les ponen ropa y juegan. También se usan mucho para fotografía newborn”.
“Una vez que me llega el kit, que es la escultura, lo que hago es pintarlos. Luego se rellenan con microesferas de vidrio que le dan peso y vellón siliconado. Después de pintarlos, se ensamblan y se les da cierta movilidad en los brazos y piernas para que puedan girar. Además, se les pone peso en la cola y la cabeza para que, cuando los tengas en brazos, se sientan reales”, relató Leticia.
“La mayoría de las personas que me encargan los bebés son niñas que los quieren para jugar, pero también tengo muchas clientas coleccionistas. Además, hay quienes los usan en propagandas, obras de teatro, o como terapia en geriátricos o para personas que padecen Alzheimer. Algunas madres los compran porque sus hijas no duermen solas”, contó.
La artista completó: “Una vez me escribió una chica que no podía quedar embarazada y estaba con mucha ansiedad por tener un bebé. Me dijo que quizás tener una muñeca le calmaría un poco eso, así que le vendí una. Meses más tarde me escribió diciéndome: ‘Estoy embarazada, es un milagro. Le voy a poner a mi hija el nombre de la muñeca en su honor”.
Video y fotos: Juan Pablo Chaves.
Edición de video: Berenice Laciar.