La cebolla es uno de los ingredientes más utilizados en la cocina de los argentinos. Se puede usar en platos de alta producción hasta en los más simples, como las ensaladas. Existe una forma de guardarlas para que duren por más tiempo luego de ser compradas.
Hasta el momento de consumirlas, muchas personas optan por dejarlas en el frutero al alcance de la mano o en la heladera. Sin embargo, ninguna de estas opciones es recomendable, ya que podría perder su sabor y propiedades debido al brusco cambio de temperatura.
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Para alargar su duración y conservar su buen estado, el lugar ideal para conservar las cebollas es en un espacio fresco y seco, sin el contacto directo con la luz. Es importante no pelarlas, ya que de esta forma, podría durar semanas e incluso meses.
¿Por qué no se recomienda guardar la cebolla en la heladera?
En el interior, y con un ambiente frío, la cebolla podría absorber la humedad lo que provocaría una alteración en su textura. Sin embargo, una vez cortada, se puede guardar en la heladera únicamente dentro de un recipiente hermético, preferiblemente de vidrio.
Cómo elegir el tipo de cebolla correcto según la receta: morada, blanca o amarilla
Las cebollas son un ingrediente esencial en la cocina diaria pero casi siempre es un producto menospreciado. Casi nadie se toma el trabajo de elegirlas cuando van a la verdulería, mucho menos chequear cuál es la mejor para cada receta.
Sin embargo, la cebolla es fundamental por su capacidad para realzar sabores. Desde una carne al horno hasta unos fideos con tuco. Existen varios tipos de cebollas, cada una con características y usos específicos.
Según un estudio científico avalado por el Instituto Mayo Clinic, así como el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, entre la larga lista de nutrientes que contienen la cebolla, se destaca su importante presencia de fibra, así como su contenido en minerales y vitaminas.
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Este alimento tiene en su interior una buena cantidad de potasio, motivo por el cual la cebolla puede ser un buen auxiliar en los casos de hipertensión y otras enfermedades cardiacas.
También tiene buenas cantidades de calcio, lo que ayuda a desarrollar y mantener los huesos fuertes -incluidos los dientes-, al igual que mejora el funcionamiento de corazón, músculos y nervios; e incluso se le atribuyen protección contra el cáncer, la diabetes y la presión arterial alta.
Cebolla Blanca
La cebolla blanca tiene un sabor más suave y dulce en comparación con otras variedades. Es ideal para consumir cruda en ensaladas, salsas y guacamole. También se utiliza en preparaciones que requieren una cocción rápida, como salteados y salsas ligeras. Son de mayor tamaño que otras variedades y su piel es más fina. Su textura crujiente la hace perfecta para freír (aros de cebolla) o incluir en salteados (wok).
Cebolla Colorada (Morada)
La cebolla colorada tiene un sabor más fuerte y picante. Es excelente para agregar color y sabor a ensaladas, ceviches y platos fríos. Proviene de Italia y es una de las variedades más valoradas por los expertos en gastronomía y al cocinarla, su sabor se suaviza con el caramelizado, pero se recomienda utilizarla cruda para aprovechar al máximo sus cualidades.
Cebolla Amarilla
La cebolla amarilla es la más común y versátil. Tiene un equilibrio perfecto entre dulce y picante, lo que la hace ideal para una amplia gama de preparaciones. Se carameliza bien, lo que la convierte en una opción popular para sopas, guisos y platos al horno. No es la mejor opción para comer cruda, debido a su toque picante.
