“Esto es día a día. Estamos preocupados”. Isa Castagnino, intendenta de la ciudad entrerriana de Victoria, asumió en diciembre del año pasado con un río Paraná que ostentaba alrededor de seis metros de altura. Diez meses después, el curso de agua llega a duras penas a pasar 1,10 metros a la altura de la ciudad y, con ese nivel, no puede sobrepasar las bocas que alimentan a la laguna Grande, de donde nace el riacho Victoria, sitio donde se encuentran las tomas de agua de la ciudad.
Actualmente, los habitantes de Victoria pueden quedarse sin agua no solo por la bajante del río Paraná sino también, según aseguran autoridades del municipio y habitantes de las islas que viven en el Delta del Paraná desde hace varias generaciones, por los sucesivos dragados a los que se somete el canal principal del río.
Leé también: La sequía de la laguna de Junín no es un hecho aislado y advierten que está afectando la biodiversidad
Ernesto Núñez es guía turístico en los humedales del Delta del Paraná y tercera generación de isleños que viven en ese territorio. “Mi vida siempre transcurrió en la isla, con distintas actividades”, cuenta a TN.
Es consciente de la crisis hídrica que se vive en la región, pero asegura que no recuerda una bajante tan estrepitosa ni una situación tan desesperante como la actual: “Nunca estuvo el río en los niveles que está o en una situación a tal punto que peligra el suministro de agua de Victoria”.
Bocas tapadas con sedimento
El guía afirma que el dragado del canal principal del río para mantener los 34 pies de profundidad contribuyó a taponar las bocas que alimentan las lagunas de donde la ciudad de Victoria saca agua para potabilizar y distribuir a la población. “La empresa encargada del trabajo saca el sedimento del fondo, lo arrima a las costas entrerrianas y lo libera ahí. La corriente que trae el agua para esta zona ha ido metiendo ese sedimento con los años y ha hecho que las bocas de ingreso del humedal se sedimenten, trayéndonos un grave problema a Victoria y todo el delta”, explica.
Por su parte, la intendenta de Victoria detalla a TN que se hizo recientemente un “pequeño trabajo, cerrando una de las bocas, para que el agua no se escurra”. No funcionó mucho: el nivel en el riacho pasó del metro al 1,25 metros, para bajar rápidamente, otra vez, a 1,13 metros.
“No es la solución”, sentencia Castagnino, para agregar: “Corremos el riesgo de que 40 mil personas se queden sin agua porque no tenemos de dónde sacar”.
“Técnicamente, podemos hablar mucho. Pero acá necesitamos que se draguen las bocas. Es urgente”, pide la intendenta. Núñez coincide con ello, afirma que “no es algo tan difícil de hacer” y suma: “La situación afecta a la boca del Paranacito, una de las que alimenta a la laguna Grande, que es el suministro de agua que tiene el riacho Victoria”.
Desde el gobierno provincial, indicaron a TN que se encuentran abordando un “plan de emergencia hídrica” que consta de tres etapas: el cierre de un canal que desviaba agua que iba desde la laguna Grande hacia el riacho Victoria (ya ejecutada), profundizar uno de los canales en las inmediaciones de la laguna mencionada y un trabajo coordinado con Vialidad Nacional para ampliar un canal de servicio existente entre los ríos Carbón Grande y Carbón Chico (al sudoeste del riacho Victoria). Esto, según aseguran desde el Ejecutivo entrerriano, “permitirá aumentar el volumen de agua disponible para la toma de Victoria”
Mayor profundidad, mayor preocupación
Castagnino explica que el riacho Victoria se nutre de “muchos arroyos”, pero la situación de sequía que se avecina, con un pronóstico favorable para el desarrollo de La Niña en los próximos meses, solo puede complicar las cosas si no se toman medidas.
“Los humedales están secos y tenemos que dragar varias bocas para que el agua ingrese. Los sedimentos de la hidrovía han ido tapando los distintos cauces. Hay que encontrar el equilibrio porque nunca pasó esto. Son las primeras temperaturas elevadas y estamos preocupados”, manifiesta.
Leé también: El Gobierno avanza con la reprivatización de la Hidrovía, un corredor clave para las exportaciones del agro
“Esto es día a día. Mientras tanto, tenemos que llegar a que se draguen las bocas lo antes posible”, resalta.
Núñez, por su parte, marca su preocupación por el pedido de exportadoras que buscan ampliar la profundidad del canal principal de 34 a 42 pies en la nueva licitación que el gobierno nacional lanzará a fin de año para la utilización de la hidrovía: “Eso sería la sentencia de muerte para esta zona. Si estamos con este problema ahora, imaginate después”.