La participación de Ian Carbajal en el programa Los 8 Escalones tuvo un propósito mucho más grande que el de salir en televisión y ganar un premio. Para el joven de 24 años, oriundo de Monte Grande, era la oportunidad de recuperar la sonrisa que había perdido hace tiempo.
Decidió ser parte del ciclo que conduce Guido Kazcka durante una noche en la que cenaba junto a su familia: “Siempre competía con mi papá, que es bastante inteligente. A veces le ganaba y otras lo hacía él. Nos anotamos los dos, pero me llamaron a mí”, explicó Ian a TN.
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Su motivación no era recreativa. Ian tenía una meta clara: “Mi objetivo era hacer un tratamiento odontológico porque me faltaban dos paletas y un diente atrás. Sabía que era un tratamiento caro y que con el premio podría costearlo”.
El joven, durlero junto a su papá y su hermano, relató que su problema dental no fue algo que ocurrió de un día para el otro: “Todo empezó con un sobrediente que me salió y no fui al dentista. Un día jugando a la pelota me dieron un codazo y el diente se me fue para atrás, y después una infección complicó las cosas. Dos de mis paletas se cayeron y otro diente también”.
Intentó empezar el tratamiento, pero una mala experiencia con anestesia lo hizo desistir. Fue allí cuando la situación de Ian empeoró: “Sentía vergüenza, me cubría la boca cuando hablaba o sonreía. Cuando conocí a mi suegro, ni siquiera hablaba mucho porque me daba vergüenza”.
Aquel deterioro afectó profundamente su autoestima, al punto de evitar sonreír en las fotos y disimular su risa en reuniones sociales: “No me reía con ganas, solo sonreía para no mostrar los dientes. Nadie me decía nada, pero me sentía observado. Era muy incómodo, y afectaba incluso la relación con Milena, mi novia”, explicó.
Al llegar a Los 8 Escalones, Ian no solo enfrentó preguntas de conocimiento general, sino también una gran carga emocional. “Cuando me preguntaron por qué me emocioné no pude evitar llorar. Era difícil hablar del problema que tenía”, precisó. Al detallar los problemas que le había generado la pérdida de sus dientes, tanto físicos como emocionales, su historia no pasó desapercibida para Carmen Barbieri, quien rápidamente se conmovió con la situación.
Cuando el conductor inició una nueva ronda de preguntas, el concursante pidió la palabra para revelar el gesto que la actriz tuvo con él. “Guido, ¿puedo aprovechar para agradecerle públicamente a la señora Carmen?”, dijo Ian. Sorprendido, el presentador preguntó: “¿Qué pasó?”. Con emoción, él explicó: “Ella se contactó conmigo y me va a presentar con el doctor Hernán Bogo, que me hará la dentadura. Me va a acompañar como si fuese mi mamá”.
Visiblemente emocionada, Carmen respondió: “Ian, me hacés llorar, pero era tu sueño y yo lo podía cumplir. Agradezcamos al doctor Bogo, que es un ángel. Se dio cuenta de que necesitás una dentadura para poder trabajar y cumplir tu deseo. Así que, a poner el cuerpo y a hacerte una buena dentadura”.
El regalo que cambió su vida
“Carmen se contactó conmigo después del programa y me ofreció ayudarme. Gracias a ella conocí al doctor, que decidió regalarme una dentadura provisoria mientras me confecciona una nueva de porcelana”, sostuvo.
“Ahora me siento otra persona. Ya puedo reírme, hablar sin taparme la boca. Me arrepiento de no haber ido al dentista antes. Era algo tan simple que, por miedo o vergüenza, dejé pasar hasta que fue demasiado tarde”, expresó.
El joven también mencionó que el deterioro en su boca se potenció con una serie de malos hábitos que sostuvo durante años. “Me levantaba y desayunaba un vaso de gaseosa. Me la pasaba comiendo golosinas y no me cepillaba los dientes. Podía pasar varios días sin hacerlo. No hacía caso. Mis papás me mandaban a hacerlo y bueno, pasó lo que pasó”, indicó.
Ian, que durante su participación en la TV ganó $3.000.000 y un auto que le entregarán en los próximos meses, detalló que el verdadero premio fue recuperar la confianza perdida: “Con el dinero voy a costear cualquier gasto que surja con el auto, pero lo más importante ya lo conseguí: mi sonrisa. Incluso, con los provisorios ya me siento feliz. Paso por un espejo y me miro, sonrío. Y sé que cuando tenga la dentadura definitiva va a ser lo mismo”.
“Para aquellos que estén pasando por una situación similar: no se dejen estar. Cuanto más tiempo pase, más difícil será. La sonrisa es tu carta de presentación, y aunque parezca algo superficial, te cambia la vida”, completó el joven.
Fotos y video: Leandro Heredia.
Edición: Natalia Cevallos.