Dos muertes masivas de ejemplares en dos puntos distintos de Argentina y un mismo compuesto utilizado para tal fin dieron cuenta de la situación de riesgo que corre el cóndor andino en Argentina, una de las especies emblemáticas de la cordillera.
Productores ganaderos usan agroquímicos para deshacerse de otros depredadores y terminan afectando a un ave que se encuentra en estado vulnerable a nivel internacional.
El cóndor andino es una especie vulnerable según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, por lo que su futuro depende de las acciones humanas que se lleven adelante para que siga existiendo. En diez años, murieron 170 ejemplares en el país.
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Los cebos tóxicos están afectando gravemente la población de la especie, según contó a TN el biólogo Luis Jácome: “Actualmente, es la principal causa de extinción porque comen ganado que matan otros depredadores, como zorros o pumas, y los productores, al querer avanzar contra esos animales, envenenan a los animales muertos y terminan matando a los que viven de la carroña como es el caso del cóndor”.
Esto, según el Sistema de Información de Biodiversidad de Parques Nacionales (SIB) va en contra de lo que buscan los productores. El uso de cebos tóxicos “no sirve para controlar predadores ya que mata animales con hábitos carroñeros, dejando que se multipliquen aquellos que incluyen el ganado en sus dietas”.
Esta situación destapa otro inconveniente, aseguró Jácome: la falta de una ley de trazabilidad de agroquímicos, compuestos que pueden ser comprados y usados por cualquier persona, manifestó el biólogo que, además, es presidente de la Fundación Bioandina y director del Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA).
Muertes masivas
La Fundación Bioandina lleva 474 rescates de cóndores en 33 años, además de 247 liberaciones.
En 2017, el hallazgo de 19 ejemplares muertos alrededor de una oveja en Jujuy encendió las alarmas. Desde la fundación hicieron estudios, que determinaron que el animal estaba cubierto con carbofurán, uno de los pesticidas más tóxicos. “Nos quedamos helados porque fue la primera vez que tuvimos una muerte masiva de esas características”, recuerda Jácome.
Sin embargo, el peor caso se dio en 2018 con 34 cóndores muertos en Los Molles, Mendoza. Los análisis arrojaron que también se usó carbofurán, por lo que el Senasa, ese mismo año, prohibió su elaboración, importación y fraccionamiento.
A raíz de ese hecho, la Fiscalía de Estado y el gobierno mendocino presentaron una demanda conjunta ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación contra cuatro empresas y cuatro personas. La causa penal sigue vigente.
Esto propulsó la creación de la Estrategia Nacional contra el Uso de Cebos Tóxicos (ENCT), sancionado de interés federal por resolución del Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema) y al que suscribieron 14 provincias donde hay distribución del cóndor andino.
Los casos se fueron repitiendo en otras provincias de la Patagonia, con un caso emblemático reciente en Río Negro donde mataron a un cóndor reinsertado a su hábitat tras mucho trabajo, que bajó a comer una oveja cubierta con carbofurán y murió. Es por eso que desde el PCCA no solo buscan conservar a la especie, sino además que se sancione una ley de trazabilidad de agroquímicos.
Trazabilidad
Jácome explicó que estas prácticas afectan, sobre todo, a ejemplares adultos. Esto deriva en un grave problema ya que la especie muestra tasas bajas de reproducción.
“Encontramos que los productores usan agroquímicos que son muy fáciles de conseguir. Cualquier vendedor se los da. Es gravísimo porque al usar estos tóxicos se activa una bomba química, porque afecta el suelo, el agua y toda la cadena”, dijo el biólogo.
Es por ello que realizaron un relevamiento y detectaron que se usan 19 sustancias diferentes como veneno. En detalle, el 78% son insecticidas y dentro de ese universo, el 74% son carbamatos, de la misma familia que el carbofurán.
Jácome explicó que esta práctica no termina sirviendo para lo que busca el productor pero sí afecta mucho a otras especies: “Generalmente, quieren matar pumas que afectan al ganado y envenenan a un animal ya muerto, pero el que va sobre el animal muerto es un carroñero, como el cóndor, y no un puma”. La gran mayoría de cóndores que consumen veneno, mueren en el lugar.
En ese sentido, indicó que es necesaria la existencia de una ley de trazabilidad de agrotóxicos ya que hay “miles de toneladas que circulan libremente en el país” sin una regulación: “Hay que saber el camino que hace desde el productor o importador de ese compuesto hasta las manos que lo usa”.
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Es por eso que el referente del PCCA sugiere que la mejor manera es que se empiecen a recetar estos compuestos, como hacen los médicos con los medicamentos: “Lo ideal sería que un ingeniero agrónomo lo haga, según el espacio en el que se va a usar, el propósito y el cultivo. No puede ser que cualquiera pueda comprar un bidón de carbofurán y tirarlo donde quiera”.
En tanto, recordó que hubo una sola presentación de un proyecto en el Congreso, llevada adelante por el exdiputado mendocino Federico Zamarbide (UCR). La misma se efectuó en 2018 y buscaba no sólo que los ingenieros agrónomos prescriban los agroquímicos más peligrosos, sino también una trazabilidad para identificar a usuarios finales de los productos.
La iniciativa se giró a dos comisiones (de Agricultura y Ganadería, y de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano), pero nunca pasó de esa instancia.