Con un crudo relato sobre su infancia y sus vivencias, el director de Fundación “Sí”, Manuel Lozano, hizo un fuerte descargo contra los dichos homofóbicos del escritor Nicolás Márquez.
Días atrás, el autor del libro Milei, la revolución que no vieron venir habló sobre la homosexualidad y planteó que es una “conducta insana y autodestructiva”.
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En una entrevista en Radio Con Vos, Márquez expresó: “Yo no sé si vos sos heterosexual u homosexual. Lo que yo sí sé es que vos no elegiste que te gusten los hombres o las mujeres. Vos no leíste un libro y tomaste una decisión. Yo tampoco elegí ser heterosexual. O sea, no es una virtud personal. Yo soy heterosexual, pero no es una virtud. No es una elección personal. Pero a mí me gusta la mujer desde que tengo uso de razón”.
“Hay conductas objetivamente sanas y conductas objetivamente insanas. Entonces, cuando el Estado promueve, incentiva y financia la homosexualidad, como lo ha hecho hasta la aparición de Javier Milei en escena, está incentivando una conducta autodestructiva”, señaló.
En esa línea, argumentó: “Es insana y autodestructiva porque una persona de tendencia homosexual vive 25 años promedio menos que una persona heterosexual por varias razones. Tiene siete veces mayor propensión a las drogas, tiene 14 veces mayor propensión al suicidio. El 80% de las personas en Occidente con VIH son homosexuales, siendo, según el Ministerio de Salud de Estados Unidos, el 2% de la población. El 75% de las personas que tienen enfermedades de transmisión sexual, o sea hepatitis B, hepatitis C o enfermedades menos dañinas como la gonorrea, etcétera, son homosexuales. Tienen cuatro veces mayor propensión al tabaquismo, cuatro veces propensión mayor al alcoholismo”.
Tras estos dichos que generaron repudio en redes sociales, Lozano decidió salir a responderle desde su experiencia con una fuerte carta que leyó al aire de Urbana Play.
“De chico, desde que tengo memoria, siempre fui el abanderado de la escuela. Para algunos eso era algo que le ponía contento. Para mí, era una tortura porque pasar por donde estaba la bandera implicaba caminar 12 metros en donde todos me gritaban ‘puto’. En cada uno de mis cumpleaños de los que me acuerdo, uno de los tres deseos que pedía era no ser gay. Jamás se lo conté a nadie y jamás lo viví, hasta los 20″, comenzó el descargo.
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Recordó que al contárselo a sus padres, ellos pensaron igual que Márquez: “Creían que era sinónimo de infelicidad y me llevaron a un psicólogo. Un psicólogo mal elegido que dijo que yo estaba enfermo y prometió cambiar mi sexualidad”.
“Durante más de 100 días, cuando me despertaba, lo primero que leía era un correo de este psicólogo explicando la técnica que yo tenía que usar para suicidarme. Me argumentaba el porqué”, lanzó y agregó: “Cuando llegaba a las sesiones, me hacía esperar dos horas. Después de eso, mandaba a su secretaria con un papelito en la mano que decía: ‘No sos digno de que yo te atienda’. ¿Qué es peor de lo que él hacía? Que yo me lo creía”.
Luego, contó que cuando llegaba a su casa, su familia se iba para no cruzarlo y que enviaron a su hermana a estudiar a otra ciudad para que no compartiera espacio.
Asimismo, Lozano decidió replicar los argumentos de Márquez: “¿Somos una población con mayor tasa de suicidio? Sí, pero no porque seamos insanos, sino porque discursos como el tuyo nos enseñaron que no somos valiosos y que éramos la escoria de la sociedad”.
“Muchos homosexuales que sufrimos nosofobia. Durante muchísimo tiempo, después de cada relación sexual, salimos corriendo a hacernos un análisis porque nos educaron creyendo que los homosexuales éramos los sidosos. ¿Tenemos conductas autodestructivas? Puede ser, nos enseñaron que no nos merecíamos que nos quieran”, manifestó.
Y cerró: “No te conozco, no te juzgo. Puedo intentar entenderte. Si yo que soy homosexual, que lo vivo, lo siento, alguna vez pensé igual que vos, entiendo que no puedas entenderlo. Tampoco voy a pedirte que cambies de opinión, porque no sé si es mi rol. Pero te quiero pedir empatía, amorosidad y sobre todo responsabilidad. Responsabilidad que tenemos todos los que tenemos el privilegio de tener un micrófono adelante, porque uno nunca sabe quién está escuchando”.