La sífilis apareció por primera vez en el siglo XV y, aunque muchos creían que era una enfermedad erradicada o algo que había quedado en el pasado, en los últimos años comenzaron a aumentar los casos en la Argentina y en el mundo.
Los motivos son varios. Por un lado, la falta de campañas que concienticen sobre el correcto uso de métodos de barrera para evitar infecciones de transmisión sexual; por otro, nuevas prácticas en las relaciones íntimas que están liberadas de prejuicios pero que muchas veces dejan de lado el cuidado de la salud.
“De 200 consultas mensuales, 20 responden a sífilis positiva. Es una cifra alta que debería estar más baja”, alertó Lucas Quelín, proctólogo y cirujano (MN 156316) en diálogo con TN.
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De acuerdo al último dato disponible publicado por la Dirección de Respuesta al VIH, ITS, Hepatitis Virales y Tuberculosis del Ministerio de Salud de la Nación, hay una tendencia de crecimiento sostenida desde 2010.
“La tasa de incidencia de sífilis a nivel nacional creció de modo sostenido desde 2010, muy marcadamente en los últimos cinco años, hasta su pico de 56,1 personas por cada cien mil habitantes para ambos sexos en 2019″, dice el boletín.
Asimismo, marca una caída pronunciada en 2020 “con una tasa de 23,3 por cien mil habitantes”. Este dato responde al año de la pandemia, momento en el que se redujeron al mínimo los encuentros por la cuarentena estricta. Recién a mitad de 2021 volvió a marcarse un ascenso: “No se pueden leer los valores de estos dos últimos años como una continuidad del comportamiento de la sífilis en nuestro país”.
Sin embargo, ese informe anticipó que las proyecciones de los registros permiten suponer que la tendencia en 2022 y 2023 se asemejarán a los números prepandémicos. Pero, ¿por qué viene in crescendo esa tendencia y qué es lo que preocupa a los expertos?
Las causas por las que aumentaron los casos de sífilis en Argentina
La sífilis es una infección bacteriana y para prevenir su transmisión es fundamental utilizar métodos de barrera como el preservativo o campo profiláctico a la hora de mantener relaciones sexuales.
Pero, al ser tratable, los especialistas creen que se subestima la enfermedad: “Es como que el pensamiento es ‘si sucede, se puede resolver’. De ahí empieza a relativizarse el cuidado, a ponerse en duda y se banaliza. Al no ser grave, si pasa, pasa”, explicó Quelín. Esto se refleja, por ejemplo, cuando no se usa ninguna barrera cuando se practica sexo oral: “Se cree que no pasa nada, pero hay muchas puertas de entrada a la sífilis en la boca”.
“Estamos acostumbrados a no usarlo y generalmente los adolescentes y jóvenes no piensan en barrera. Con el sexo anal pasa lo mismo. Incluso muchas mujeres piensan ‘como no quedo embarazada no uso’ y los riesgos de transmisión son muchos a través de la mucosa”, agregó Mercedes Fiuza, ginecóloga integral y obstetra (MN 139430).
Por otro lado, un factor en el que coincidieron ambos especialistas sobre el continuo crecimiento de casos tiene que ver con la fuerte aparición de las relaciones libres. Sobre esto, Quelín precisó: “Hubo una pérdida del amor romántico y se entendió que hoy el sexo puede ir por otra vía que no sea necesariamente el amor. A veces en los encuentros casuales hay tanta libertad que se genera una pérdida de noción sobre lo que representa no cuidarse”.
“Tenemos relaciones abiertas, parejas poliamorosas y una liberación desde la sexualidad mucho mayor que hace años”, completó Fiuza e indicó que al abrirse el círculo de personas con las que cada uno se vincula aumenta las posibilidades de transmisión. El punto no tiene que ver en sí mismo con este tipo de prácticas que se multiplicaron en el último tiempo, sino en la importancia de utilizar protección para cuidar la salud propia y de las personas con las que eventualmente se está.
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Sin embargo, en las parejas estables el chequeo de las ETS tampoco es algo frecuente: “Tienen que testearse todos los años por más que sea una relación monogámica. No pongo en duda a mi pareja, pero estoy cuidando mi salud”.
Otro de los motivos vincula el desuso del preservativo con la utilización de la PREP (profilaxis prexposición), una medicación que reduce las probabilidades de contraer VIH.
“Es preocupante lo que pasa. La PREP no es un método de prevención contra las enfermedades de transmisión sexual, solo previene el VIH y las personas terminan expuestas a otras infecciones”, advirtió el proctólogo y cuestionó: “Durante años trabajamos para terminar la estigmatización del VIH. Cuando irrumpe la PREP, lo tomamos como lo único que necesito para no infectarme de VIH. Entonces si el VIH no era malo, ¿por qué el PREP de repente es lo mejor? Hay algo en el discurso doble vara que veo constantemente”.
Ese reemplazo del profiláctico por otros métodos también ocurre con aquellas personas que prefieren anticonceptivos de largo plazo (como el DIU o el implante subdérmico): “Lo ideal es combinarlos, no usar uno en lugar del otro para que sea una cobertura completa”.
Sífilis en aumento: cuáles son los síntomas y cómo se cura
Bajo el nombre Treponema pallidum, la sífilis es una infección que se transmite por contacto sexual y puede afectar tanto la parte genital (pene, testículos, vagina, vulva, ano) como la boca y tiene diferentes etapas:
- Etapa primaria: la lesión. El contacto con una persona con sífilis puede generar una especie de ampolla o llaga que es indolora. Su aparición puede tardar semanas o meses, lo que hace que mucha gente no se de cuenta.
- Etapa secundaria: en el caso de que no se diagnostique en la primera etapa, pueden desarrollarse síntomas en todo el cuerpo. Generalmente aparece en forma de sarpullido en pies y manos, fiebre e inflamación de ganglios.
- Etapa tercera: si no presenta síntomas, años después puede afectar a distintos órganos. De toda formas, no suelen registrarse casos graves.
Como se dijo anteriormente, la infección se cura con un tratamiento con penicilina.
Más campañas, testeos anuales y un planteo de cuidado en las masculinidades: las recomendaciones para evitar ETS
Ante esta oleada de casos que crece año a año, los especialistas advierten sobre las fallas que hay en el sistema sanitario y plantean recomendaciones para concientizar sobre las ETS.
Por un lado, ambos marcaron la falta de campañas que alienten el uso de los métodos de barrera y los testeos anuales de enfermedades de transmisión sexual.
Quelín sostuvo: “Las campañas como se conocían antes tienen que cambiar. No puede ser que no tengamos información de calidad. Muchos influencers hacen recomendaciones peligrosas, hay que darles espacios a los que comunican e influencian en salud”. En este contexto, las redes sociales podrían ser uno de los canales más fuertes para dejar un mensaje e incentivar al cuidado en los más jóvenes, que son el rango que más contagios registra según el boletín oficial.
Además, señalaron la necesidad de replantear las masculinidades y su cuidado: “Hay que alentar la campaña de salud hacia el varón. Las mujeres tenemos mucho más naturalizado visitar al médico y hacernos controles; siempre somos nosotras las que tenemos que cuidarnos y esa mirada patriarcal de ser las encargadas del cuidado en todos los ámbitos. En cambio, los hombres no suelen ir al médico, no consultan y solo van cuando se asustan. Por eso es fundamental hacerse los testeos anuales y que las relaciones con más consciencia”, reflexionó Fiuza.