María Josefina emigró en diciembre de 2021, luego de que en plena pandemia empezara a replantearse varios aspectos de su vida. “Siempre fue mi sueño vivir en otro país. Me preguntaba qué se sentirá vivir acá o allá”, contó a TN. Tras dos años en Alemania, eligió otro destino para vivir la experiencia más linda de su vida: “Me fui a Nueva Zelanda a criar terneritos”.
Lo que la incentivó a dejar su tierra fue la situación económica y social que la afectaba tanto emocional como psicológicamente. Además, la mayoría de sus amigos se habían ido al exterior. Tanto la fata de sus afectos como el deseo de vivir la experiencia fueron el empujoncito que necesitó para tomar la decisión de vivir su aventura.
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Uno de sus lugares soñados era Nueva Zelanda, a donde se mudó en 2023, luego de un año de vivir en Alemania. Sin embargo, nunca imaginó que iba a trabajar en algo tan particular. “Para una chica de ciudad, no está en los planes trabajar en el campo. Al menos no estando en Argentina, pero en Nueva Zelanda la realidad es otra”, explicó.
“Acá probé hacer trabajos que jamás pensé hacer en Argentina, como criar terneritos. Y es la mejor experiencia que tuve viajando”, contó emocionada y agregó: “Me crucé con una familia que me contó que trabajaban en la granja, me contaron lo que hacían, su hermosa experiencia y me animaron a probar suerte”.
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Nunca va a olvidar la emoción del primer día: “No veía la hora de ir a los corrales para ver qué iba a sentir con los terneritos. Una vez ahí no podía creerlo, apenas los vi sabía que me iba a gustar. Es un trabajo duro porque estás en el campo, pero te llenan de amor”.
Si bien se entusiasmó con la tarea, reconoce que “no es nada fácil”, menos para una persona que jamás vivió en el campo. Además, por los comentarios que recibía en las redes, quiso aclarar cómo se maneja una empresa lechera.
“Mucha gente me escribía en los comentarios de los videos que subí a mi TikTok, que cómo podía trabajar en un lugar así, pero la realidad es que en la granja donde estaba no maltrataban a los animales, se los trata con mucho amor”, indicó.
“Yo me quedo tranquila de que aporté mi granito de arena y los crie con todo el amor del mundo. Los trataba como mis hijitos. Todos eran mis hijitos”, contó emocionada al recordar el amor que logró trasmitirles a los animales.
Una situación la hizo replantearse todo
“Unas de las primeras semanas trabajando ahí trajeron un ternero muerto y con un amigo intentamos reanimarlo porque parecía que se movía y no hubo caso. Ese día me replanteé todo”, contó.
Pero, al día siguiente, el destino le mostró que estaba en el camino correcto: “Al otro día, cuando fuimos a trabajar, nos encontramos al que intentamos reanimar, estaba corriendo afuera de los corrales, estaba más vivo que nunca y esa sensación es inexplicable, se nos llenó el alma de alegría”.
Respecto de la experiencia de emigrar, Josefina considera que es una experiencia única que toda persona debería vivir. Y confesó que está esperando la próxima temporada para volver con los terneritos. “Estuve trabajando ahí hasta hace una semana, en la temporada, que es donde nacen los terneros, pero tengo muchas ganas de volver para la próxima”, contó emocionada a TN.