Soledad Silveyra tiene una de esas sonrisas que ignoran el paso del tiempo y mantienen para siempre el candor y la gracia de una criatura. Nadie, al verla, adivinaría que tuvo una infancia triste, toda clase de tribulaciones familiares y serios problemas de salud a lo largo de su vida. Sin embargo, su carrera artística le ha generado el firme cariño de un público fiel.
Comenzó a trabajar a los 12 años, como actriz adolescente y de inmediato se destacó como revelación en el teleteatro El amor tiene cara de mujer, la legendaria novela de Nené Cascallar. También trabajó en cine, por ejemplo con Palito Ortega en Un muchacho como yo y con Sandro en Gitano. Pero la pieza que la llevó a la fama y la convirtió en la Novia de América fue su papel como Mónica Helguera Paz en Rolando Rivas, taxista (1973), tal vez la obra máxima de Alberto Migré, al menos la más popular y recordada, uno de los grandes clásicos del género. En la segunda temporada, protagonizada por Nora Cárpena, Migré tuvo que dar muchas explicaciones por la ausencia de Solita Silveyra.
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Luego fue Pobre diabla, también de Migré dirigida por Alejandro Doria, con Arnaldo André y China Zorrilla. Hizo Laura mía con Raúl Taibo y fue La Cenicienta, en la versión de Hugo Midón para el canal oficial, con Boy Olmi y música de Nito Mestre. Se lució en el teatro con El hombre elefante con Miguel Ángel Solá, La malasangre de Griselda Gambaro, El prisionero de la Segunda Avenida, de Neil Simon y Nada del amor me produce envidia, de Santiago Loza, solo por nombrar algunas obras.
En 2001 debutó como presentadora de televisión en el estreno argentino del reality Gran hermano, en sus tres primeras ediciones, hasta 2003. Fue criticada y celebrada, pero no pasó inadvertida. Después del reality volvió a las telenovelas, especialmente Vidas robadas, en el trágico papel de Rosario, una madre que perdió a su hija.
En 2008 y 2009 condujo con mucho éxito un programa periodístico, Un tiempo después, donde tuvo oportunidad de entrevistar en forma exclusiva a Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de la Argentina.
En 2014 inició una nueva actividad como jurado del programa Bailando por su sueño, el clásico concurso de Marcelo Tinelli, y lo repitió en los dos años siguientes.
Actualmente protagoniza Pasta de estrellas, una delirante comedia de Gonzalo Demaría dirigida por Ciro Zorzoli, uno de los grandes directores argentinos. Soledad Silveyra, Solita para los amigos, ha hecho muchas cosas en muchos géneros, pero nunca dejó de hacer teatro.
