Hace años que en la Argentina el vino dejó de ser una bebida exclusiva y comenzó a popularizarse y, a la par, también se fueron extendiendo las propuestas que lo tienen como protagonista.
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En el barrio porteño de San Telmo, la sommelier Sofi Maglione creó Vina, un bar de vinos que, una vez al mes, ofrece la experiencia de cata a ciegas. “Anulando la vista, uno se libera y puede sentir más genuinamente”, contó a TN. Con la elección del nombre del bar, buscó darle su impronta femenina al vino.
De qué se trata la experiencia de cata a ciegas en Vina
Para Maglione, “las catas a ciegas son la manera más genuina de catar un vino, porque la vista lo que hace es prejuzgar”. “Si uno ve el vino, ya tiene un prejuicio de lo que va a tomar. Si tiene una etiqueta importante o una botella pesada, predispone a pensar que el vino es caro y que por eso va a gustar. Anulando la vista, solo quedan el olfato y el gusto, y uno se libera y puede sentir más genuinamente”, explicó.
En total se degustan siete etiquetas de vinos. “La primera, que es cuando la gente llega, siempre es con burbujas. Con la botella tapada, la gente ve lo que sirvo, el color, las burbujas, pero no la botella”, explicó la sommelier.
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El paso siguiente es lo que Maglione llama flights. “Cada persona tiene dos copas delante, que sirvo al mismo tiempo, por eso es un flight, un vuelo. Así son los dos primeros y el tercero se divide en dos. Les tapo los ojos y los guío para que tomen las copas, y ahí sucede algo espectacular, porque al tener los ojos vendados, pierden la timidez y expresan todo lo que sienten. Es muy divertido”, contó.
En Vina hay una cata a ciegas por mes y pueden participar hasta 16 personas. Según la sommelier, “el perfil es muy variado: participan solo, en parejas, en grupos de amigos; algunos saben un poco, otros no saben nada, y otros saben un montón”. El valor es de $5500 por persona.
Vina, un bar de vinos en el corazón de San Telmo
Además de las catas a ciegas, en Vina se pueden disfrutar más de 120 etiquetas de vinos de diferentes regiones, latitudes y variedades y aptos para todos los bolsillos. Se trata de un ambiente descontracturado sobre el Boulevard Caseros, que cuenta con un salón principal, un entrepiso y un deck al aire libre.
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La oferta incluye bodegas tradicionales, pero también pequeños proyectos artesanales. Vinos espumosos, pet-nats, blancos, naranjos, rosados, tintos y dulces se acompañan con una propuesta de tapas frías y caliente, con impronta mediterránea.
“Porque el espíritu es libre y sin etiquetas, en Vina también se puede disfrutar de un refrescante sodeado (vino con soda); una buena jarra de sangría o clericó para compartir; cocktails como el Negroni Argentino a base de Gin Heraclito; vermú Lunfa y bitter rojo (todas bebidas nacionales), y vermús artesanales, como el salteño Lunfa y el cordobés El Boleado. Además, hay una gran selección de destilados, espirituosas y cocktails clásicos”, detalló la firma.
