Susan Sarandon comenzó su carrera en la forma soñada que suele figurar en los cuentos: acompañó a su marido, Chris Sarandon, a una prueba para un papel en la película Joe (1970) y fue ella quien quedó. Había estudiado arte dramático en la Universidad Católica, no por inclinación religiosa sino porque fue la primera que la aceptó, y como tantas otras actrices en formación trabajó para pagar sus estudios como camarera, mucama y peluquera.
Dueña de una belleza singular, intensa, dejó una marca cada vez que apareció en la pantalla. Su primer papel importante lo obtuvo en Primera plana (1974), una película de Billy Wilder, donde logró destacarse junto a actores consagrados como Jack Lemmon y Walter Matthau. Poco después se volvió popular de inmediato con The Rocky Horror Picture Show (1975), un musical desprejuiciado que el público amó.
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Su primera nominación al Oscar la recibió como Sally, la chica que se frotaba los brazos desnudos con limón al culminar su jornada como camarera en un bar de ostras en Atlantic City (1980), la película de Louis Malle con Burt Lancaster. Luego puso nervioso a todo el mundo en El ansia (1983), de Tony Scott, una historia de vampiros con David Bowie y Catherine Deneuve. Esa película, con música de Schubert, incluye una escena lésbica entre las dos mujeres que provocó cierto revuelo.
Con Jack Nicholson, Cher y Michelle Pfeiffer fue una de Las Brujas de Eastwick (1987), sobre la novela de John Updike. Sus películas no han pasado inadvertidas y una de las más memorables, tal vez, fue Thelma & Louise (1991), de Ridley Scott, una suerte de oda a la amistad, un golpe al corazón, y también el debut de un muy joven Brad Pitt.
Hubo unos cuantos romances (Sean Penn, David Bowie, Christopher Walken), pero su pareja durante más de veinte años fue Tim Robbins, 12 años más joven que ella, a quien conoció y de quien se enamoró cuando compartieron el set de La bella y el campeón (1988). Por supuesto trabajó en televisión: entre otras cosas fue Bette Davis en Feud (2017) y la poderosa Samantha Winslow en Ray Donovan.
Después de muchas nominaciones ganó el Oscar por Dead Man Walking (1993), dirigida por Tim Robbins, y una vez más incomodó a la Academia cuando en su discurso de aceptación del premio hizo una denuncia sobre un campamento para enfermos de SIDA en Guantánamo.
Susan Sarandon es muy activa en la defensa de los derechos humanos. En la década del 80 viajó a Nicaragua para entregar leche y comida para bebés; colaboró con la reconstrucción de Haití después del terremoto de 2010; estuvo en Tanzania para inaugurar un centro de asistencia para chicos con SIDA; viajó a Nepal para lanzar una campaña de construcción de viviendas; fue a Grecia para ayudar al rescate de refugiados e inmigrantes; es miembro de una organización que dona animales de granja a familias que los necesitan para subsistir y por supuesto es embajadora de UNICEF.
Tiene 76 años, talentosa, atractiva y sexy como siempre.
