El diecisiete de julio de 2017 se inauguraba el centro de trasbordo de La Matanza, lo que llegaba junto al Metrobus para “transformar la forma de viajar en transporte público”. Hoy, cinco años después, más que brindar un servicio a la gente, esa obra millonaria es un monumento gigante al abandono y la desidia.
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“Yo venía a hacer trámites, soy una vecina de acá. Ahora está así como lo ves, no presta ningún tipo de servicio”, contó una antigua usuaria.
Además de funcionar como centro de trasbordo, el edificio cuenta con una oficina de Anses. Se podían realizar trámites mientras estuvo en funcionamiento, hoy en las oficinas no quedaron ni las sillas. La frutilla del postre de la ironía es un cartel gigante que dice “El estado en tu barrio”.
Fue una gran idea en su momento, ya que es grandísima la cantidad de gente qué pasa por allí día tras día para ir y volver del trabajo. El centro conecta las doce líneas de colectivo que circulan por Metrobus con la estación Independencia del tren Belgrano Sur.
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“¿Cuántos millones tenés perdidos acá? Se los hubiesen dado a los pibes que no tienen para comer”, expresó un vecino, indignado con la situación. Pero rescata algo positivo de todo esto: “Lo bueno que hay es que tenemos luz en las paradas. Porque si no, el 100% de la gente que viaja sería robada”, sentenció.
En el centro de la desidia ni los baños funcionan, la mayoría están cerrados y a los que se puede entrar, es mejor no hacerlo. Además de que se robaron toda la grifería, es un asco, cómo la mayoría del lugar.
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Pero hay un héroe que se encarga de mantener un poco la limpieza, para que la gente no camine en la mugre. Vende panchos y gaseosas, pero limpia todos los días de onda. “Limpiamos por la gente más que nada. Un poco de lavandina y como podemos”, explicó.
Además de esta obra monumental que fue abandonada y saqueada, en La Matanza hay un nuevo modus operandi de los delincuentes. Ahora aparecieron “los roba tapas”.
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En ocho de cada diez paradas de Metrobus se puede ver el faltante de los cobertores en el suelo, estos protegen a las instalaciones eléctricas de las garitas. La empresa no se hace cargo y deja los agujeros al descubierto, lo cual es un peligro, y más durante la noche.
“Estamos en La Matanza, acá se roban todo”, tiró al pasar un vecino.
